11/8/08

MEDULA DEL DIVINO AMOR DE FRAY AGUSTÍN NAVARRO

INTRODUCCIÓN

El autor de la “Historia del Convento de S. Pedro Apóstol de Priego de Córdoba”, sobre la que basé mis intervenciones en los pasados cursos del Franciscanismo en Andalucía, celebrados en esta ciudad, nos habla de que muchos frailes franciscanos de este convento, tales como: Fray Francisco de Quemada, Fray José de Ribera o Fray Juan Zambrana habían escrito considerables tratados y textos acerca de diversos temas, la mayoría de ellos espirituales, entre los que, por espigar algunos, podemos citar “Arte general de meditación y contemplación” y “Examen de las revelaciones contra P. Cipriano”, del primero; “Tratado del mal supremo o pecado mortal”, del segundo; o “Florilegio de devociones”, de Fray Juan Zambrana. De éstos, pocos o ninguno ha sido publicado ya que no, en palabras del mismo autor, “extraviados por la desidia y falta de interés”. De esta actividad literaria se desprende que estos beneméritos frailes franciscanos, dado su celo y afán en la tarea de la salvación de las almas, dedicaron tiempo y trabajo a componer tratados para mayor aprovechamiento espiritual no sólo de los fieles, sino de los pastores que las regían.
Han caído en mis manos las fotocopias de uno de estos libros compuesto no por alguno de los frailes de San Pedro Apóstol de Priego, sino por uno que, aunque también pertenece a la Provincia de Granada, no indica en qué convento radica. Sin embargo, en el folio 109 vuelto, habla del Sr. Castel, prelado de la Abadía de Alcalá. No especifica más, pero, por pertenecer a la Provincia Franciscana de Granada, esta Alcalá no puede ser otra que Alcalá la Real de la provincia de Jaén, tan próxima a Priego de Córdoba y este fraile debió integrar la Comunidad del convento que los Franciscanos Menores tenían en Alcalá la Real.
Se trata del libro manuscrito al que su autor intitula “Médula del Divino Amor” y su artífice es Fray Agustín Navarro de Jesús y María Purísima, religioso menor de la Regular Observancia de esta Provincia de Granada, según él mismo se denomina.
Estas fotocopias me las ha proporcionado mi buen amigo D. Manuel Peláez quien parece ser las ha conseguido de un descendiente de Fray Agustín Navarro.
Por ellas, ya que no conozco el original, deduzco que este manuscrito se encuentra en un muy buen estado de conservación a pesar de los años con que cuenta, ya que Fray Agustín manifiesta en la primera página del texto que hace muchos años que lo inició e innumerables veces las que intentó dejarlo y que comenzólo a trasladar en el año de 1.725, o sea que el volumen tiene doscientos setenta y dos años, ya que de la frase “comencélo a trasladar...” deduzco que lo tendría compuesto o pergeñado en cuartillas, como él mismo dice, y, cuando se decidió a darle forma definitiva, lo trasladó a los folios de los cuales hablo. Dado el interés que, como historiador, poseo por el conocimiento y la transcripción de textos antiguos, ha sido para mí una gran satisfacción transcribir y traducir los muchos párrafos que, como citas de otros autores, Fray Agustín intercala en su obra, la mayoría escritos en su lengua original, o sea, en latín.
Fruto de esta dedicación ha salido este pequeño trabajo que hoy expongo a vuestra consideración. Como es lógico no os voy a presentar ni la transcripción del texto ni las traducciones de los párrafos latinos. Eso será cuando llegue el momento de la publicación de la obra de Fray Agustín que, si Dios quiere, algún día podremos realizar para deleite de los estudiosos de textos desconocidos.
Lo que hoy vengo a exponeros es una aproximación a dicha obra, las consideraciones que ha sugerido el estudio de la misma y, además, he entresacado de ella algunos párrafos con la idea de comentarlos con vosotros, para que, si el libro no llegase a publicarse podáis conocer algo de él.
Esta labor la he llevado a cabo desde el prólogo, hasta el final de la primera columna pues tampoco quiero abusar de vuestra paciencia y obligaros a escuchar una charla tediosa por lo exhaustiva.
ESTUDIO DEL TEXTO
Como digo, el volumen tiene doscientos setenta y dos años, se encuentra en muy buen estado de conservación y la letra es muy clara y fácil de leer ya que no abusa, más bien es parco en abreviaturas. Aunque se nota que no ha utilizado falsilla con caja de escritura para la regularidad del trazado de los renglones, éstos tienen una disposición muy regular y con suficiente separación entre uno y otro como para que su lectura sea, como digo bastante fácil. He dicho anteriormente que está escrito en folios y éstos suman veintiocho y al utilizar las dos páginas de cada uno, arroja un total de cincuenta y seis carillas.
Sin embargo el folio en que se inicia el título del tratado comienza con el número noventa y uno y el último termina en el ciento dieciocho, lo que quiere decir que las fotocopias que han llegado a mi poder son parte de un volumen que tiene noventa folios anteriores de los que desconocemos a qué están dedicados y suponemos que bastantes más, tras el folio 118 vuelto ya que en el 106, también vuelto, dice que en la sexta Columna será preciso poner un capítulo del doctísimo Arbiol sobre la Mística Historia y los argumentos que a ella ha aportado la Religión Seráfica. Dado que a mis manos han llegado solamente dos columnas y vemos que el autor habla de que el libro constará, al menos de seis, me surgen varias dudas sobre la integridad del manuscrito cuyas fotocopias poseo. Puede ser que el resto de las columnas se encuentren en otro volumen que se haya extraviado, o que el autor, por las razones que fuese, no continuó la obra dejándola inacabada, o que habiéndola terminado en cuartillas, no concluyó la tarea de pasarla a folios, como los que hemos hallado. Con toda seguridad se trata del un texto compuesto por este fraile, dedicado al mayor perfeccionamiento de las almas y de sus pastores, bien en su totalidad y no nos ha llegado lo que falta, bien en parte, porque no lo concluyese,
La ortografía es la propia de aquella época por lo que hay confusión entre el uso de b y v. Utiliza la letra z en lugar de la c, sobre todo cuando emplea el verbo. hacer. Conserva la grafía ch, ante r para escribir Cristo; doble r tras n, en el caso de honra; doble s en los superlativos, como sentidíssimas, puríssima, etc. En sílaba trabada con x utiliza s en vez de x como estremo, etc., pues no voy a hacer un análisis exhaustivo de las pequeñas variaciones ortográficas, que lo hacen diferir de la nuestra actual pero no sustancialmente como la de siglos anteriores.
El autor demuestra su gran erudición, más adelante hablaremos de las fuentes, en la ingente cantidad de textos que cita. La mayoría son copias literales de éstos en latín, lo que denota el gran conocimiento que posee el autor de esta lengua, puesto que tiene que conocer su significado, para con él apoyar sus argumentos, ya que para ello se vale de estas citas. Las pequeñas diferencias que observamos en la ortografía latina que emplea, se deben a que el latín que utiliza es el eclesiástico en el que ya se están produciendo divergencias que serán, en la mayoría de los casos las que darán lugar a las lenguas romances. Una de ellas, puede ser el empleo de la sílaba e en lugar del diptongo ae en el caso de prebe en lugar de praebe, edificavit y no aedificavit como se dice en latín clásico. Otra, el uso de s en vez de x en los tiempos derivados del pretérito perfecto como distenserunt y no distinxerunt como sería lo correcto en la época clásica En el mismo título, al escribir la palabra médula, emplea l en lugar de ll como escribiría Cicerón o César y así algunas otras más que, como digo, se deben a que, posiblemente, al querer escribir de forma asequible, prefiera hacerlo en un latín más vulgar que el empleado por los más eruditos por lo que no debemos considerarlas erratas ni faltas de conocimiento de esta lengua, pues hay veces que tras la cita latina, en lugar de seguir escribiendo en castellano, continúa en latín, como ocurre por ejemplo en la página 94 cuando intercala en un texto latino:” ut ait Beatus Gregorius” queriendo decir en español: “ como dice el Beato Gregorio.” Y así otros casos más, lo que es indicativo de su conocimiento de la lengua de Cicerón. A propósito del empleo del latín vulgar en los Textos Sagrados quiero referiros la anécdota que se cuenta de San Jerónimo que fue el primero que llevó a cabo la traducción del griego al latín de la Biblia. Se cuenta que, cuando esta Santo, allá por el siglo cuarto de nuestra era, se dedicó a esta tarea, comenzó haciéndolo en un latín tan puro y ajustado a las normas clásicas, que se podía confundir con el mejor latín salido de la mejor pluma del mejor de los estilistas latinos. Pues bien, se dice que estando en este empeño, se le presentó un jóven ( que parece ser era un ángel) y le preguntó qué es lo que hacía, a lo que San Jerónimo le respondió que poniendo los Santos Libros en una lengua que estuviese al alcance de todos. Entonces, dicen que le dijo el jove: “O sea, en una lengua vulgar”, a lo que el Santo respondió que sí. A continuación el jóven comenzó a darle zuarriagazos al bendito Santo, al tiempo que le decía: “¿Cómo, si quieres que el vulgo lo entienda, estás escribiendo de manera que no lo entienda el vulgo?. Parece que que San Jerónimo se dio cuenta del dispárate que estaba llevando a cabo y reinició laobra poniéndola en un latín que el vulgo pudiese comprender. Por ello a esta traducción de la Biblia se le conoce con el nombre de VULGATA
Estas citas latinas que emplea, la mayoría de las veces no presentan en el texto su correspondiente traducción al castellano. Yo, para el buen entendimiento del lector, sí las he traducido y así se verá, si se llega a publicar que he escrito en cursiva, tanto la frase latina como la correspondiente versión al castellano. No, obstante, considero una falta de previsión del autor el no haber puesto las citas en castellano, o, ya que ha utilizado el latín, no haber realizado su traducción, pues él mismo dice que su propósito, al escribir el libro, es que éste llegue a la mayoría de los que desean caminar por la senda de la perfección cristiana, y el latín en esa época es ya sólo un privilegio de unos pocos eruditos, no de las mayorías, con lo que el piadoso lector, si pertenecía a éstas, se quedaría sin entender lo que el buen fraile quería decirle.
El libro está estructurado en columnas. He dicho más arriba que supongo que, tras la última página de las fotocopias que poseo, debe continuar el texto. Además de la anterior referencia a la Sexta columna, avalo esta hipótesis en que el escrito termina de manera brusca sin indicar que sea el final del mismo. Igualmente sólo posee dos columnas. La primera abarca del capítulo 1º al 7º e indica al principio de este capítulo que con él se da fin a la primera columna. La segunda también incluye del capítulo 1º al 7º, pero falta el sexto. Esto bien puede obedecer a una errata en la numeración, o a que, como dice que lo tenía en cuartillas no se haya percatado del extravio de las correspondientes a este capítulo y por ello no lo ha incluido, o que tenía intención de confeccionarlo después y añadirlo al texto. Por lo que, según el propósito del autor, faltan, por lo menos, desde la columna cuarta a la sexta, si es que llegó a culminar su tarea.
La primera columna va precedida de una introducción, aunque él no la denomina como tal. Dividida a su vez en otra pequeña introducción, la dedicatoria al Rey de Cielos y Tierras, Cristo Nuestro Señor Sacramentado, a la Reina de los Ángeles, María Santísima, sus Inmaculada Madre y al glorioso S. José. Va seguida de un ofrecimiento, también a Jesucristo, María Inmaculada y S. José y a continuación explica el objetivo del trabajo que es que las almas den a la Majestad Divina lo que Ésta desea de ellas. Finalmente espera, como recompensa o premio, el haber pretendido la mayor gloria de Dios y haber puesto a sus pies con grande afecto esta pequeña obra.
Esta breve introducción va seguida de un prólogo al lector en el que justifica la razón de ser de la obra, basándose en que sobre la naturaleza y condiciones del amor a Dios, de sus causas y de sus efectos se han escrito grandes y dilatados tratados del entendimiento humano, pero que el cristiano en solitario no puede conocer todos ni, aunque los conociera, puede, a veces, alcanzar a entender, bien por dilatados, bien por la profundidad con que están escritos o finalmente por la rudeza que los asiste. Por ello él pretende hacer una especie de compendio de los mencionados tratados para que el piadoso lector o los pastores de almas no se encuentren solos en la búsqueda de los caminos para alcanzar la perfección. De aquí que en los párrafos que comprenden el Prólogo repite nada menos que cinco veces, cuatro en latín y una en castellano, la frase del Eclesiástico: ! Hay del solo!. Aparte de los argumentos en los que me baso para creer que esta obra es más extensa, además de los que ya he dicho, es precisamente en la razón de ser que el autor aduce para su composición, o sea, el pretender confeccionar un florilegio de los muchos tratados que sobre el amor de Dios se han escrito, o por lo menos de los que él conoce, y ofrecerlos a las almas piadosas, para, de esta manera, aumentar y conservar en ellas el fuego sagrado del Divino Amor, y entiendo que las pocas páginas que poseo no ha podido recoger lo mucho que él conoce. Glosando a S. Ruperto, en su obra a la Santísima Trinidad, según sus mismas palabras, quiere que sus trabajuelos, como él los llama, sean maderas que puedan, en el altar de Dios, nutrir el fuego de la caridad, para aquellos que las lean o escuchen.
Justifica el título que le da al libro: Médula del Divino Amor, diciendo que sólo pretende poner breve y fácil para el lector todo lo que sobre este Amor hay escrito, intentando con sus palabras ofrecer la médula o profunda sustancia de otros tratados más sublimes y que siendo tantos y tan variados y el Amor único, cada uno de los lectores lo entienda según su inteligencia se lo permita para que le sea más provechoso

ESTILO
Dado que su propósito es que sus trabajuelos, como los llama, lleguen a las mayorías, utiliza un estilo fácil y llano. Bien es verdad que, a veces, emplea grandes párrafos, pero lo hace con tanta naturalidad y simpleza que el lector no se pierde en ellos ni su longitud le sirve de impedimento para entender la idea que el autor quiere exponer. Posiblemente esta sencillez y claridad sea reflejo de la tan encomiada humildad franciscana, ya que, siendo el autor un gran erudito, como tal lo considero, en ningún momento hace alarde vano de esa erudición. Todas las citas que usa las emplea con el propósito, más de avalar sus palabras que para demostrar un conocimiento de la Biblia o de los grandes autores cristianos. A través de toda la obra se respira la humildad y sencillez dignas del mejor espíritu franciscano.
FUENTES
Ya que es su intención, muchas veces la repite, es dar al lector una especie de antología, aunque él no emplee esta palabra, de lo mucho y bueno que hay escrito sobre el Amor de Dios, utiliza los textos de muchísimos autores, esto demuestra su profunda erudición, y de ellos extrae las enseñanzas que pretende aprendan las almas piadosas que buscan la perfección. Para ello, incluye párrafos de la Biblia, tanto del Antiguo, como del Nuevo Testamento, utilizando los Salmos de David, los Proverbios, el Eclesiástico, o el libro de Job, en el primer caso y en el segundo entresaca palabras ya de los cuatro Evangelios, ya de las Cartas de S. Pedro, S, Juan o S. Pablo. Los Santos Padres también aportan, a través de la pluma del autor, parte de sus escritos, y así emplea frases de San Agustín, San Gregorio, S. Dionisio Areopagita, S. Ambrosio, S. Buenaventura, etc. Igualmente extrae frases de los textos de la Doctora Santa Teresa, de Papas como Gregorio X y de autores tales como el Obispo Palafox, del carmelita Fray Domingo de Jesús María, de la Madre María Jesús de Agreda, Arbiol, o Baltasar de Rienda, y así un largo etc, pues considero sería tedioso y aburrido enumerar todos y cada uno de los escritores que cita. Con ello demuestra la gran erudición que posee, tanto de los Libros Sagrados, como de los autores de textos espirituales, en su afán de poner sus conocimientos a disposición de las almas piadosas. Pero en ningún momento se le nota, dada su manifiesta humildad, que haga alarde de tan profundos conocimientos.
No voy a hacer una exposición de todas y cada una de las citas que utiliza, pero sí considero interesante espigar alguna de ellas, solamente del prólogo y de la primera columna, para que podamos comprobar lo bien traídas que vienen y lo a propósito para fundamentar sus razonamientos. Para ello voy a seguir el mismo orden que él lleva en el texto.
PROLOGO
Como considera que el alma que busca la perfección no debe estar sola y en ese camino ha de encontrar ayuda de quien más sabe, extrae del Eclesiástico la frase: !Ay del solo que, cuando cayere no tiene quien le ayude a levantarse. De ahí fortalece su argumento de que el justo, en solitario, está expuesto a los continuos ataques del maligno y por ello no debe permanecer en su soledad. Por lo tanto ya que se han escrito muchos y muy buenos tratados sobre el amor de Dios y que sería una ardua tarea para el alma en solitario pretender conocerlos e interpretarlos solo, él se propone ofrecérselos para que en la búsqueda de la perfección sepa de qué fuente debe beber y con qué pasto ha de alimentarse-
Cuando habla de que quiere construir una gran fábrica de espiritualidad, cita a Job, diciendo que la Sabiduría se construyó una casa y a San Agustín cuando cita a San Mateo al decir que si quieres fabricar una gran casa, lo primero que has de procurar es que los cimientos sean profundos. Este es su propósito, levantar un magnífico edificio de espiritualidad basado en los profundos y firmes cimientos de la humildad.
CAPITULO I
En este capítulo dado que su intento es poner el primer concepto del Divino Amor y que la propiedad de toda columna es la fortaleza y ésta será mayor cuanto más profunda y humilde sea, cita a San Lucas en su frase ¿quien es mayor quien trabaja o quien descansa, no es verdad que quien descansa ? Sin embargo yo estoy entre vosotros como quien trabaja, no como quien descansa. Con ella quiere alentar a los ministros del Señor a que se entreguen al trabajo de la salvación de las almas y aquí se refiere también a San Gregorio, cuando dice que en el Amor de Dios es mayor el que trae al mismo mayor número de almas. Y considera tan alta esta celestial ocupación aportando la frase de San Dionisio Areopagita que estima que el oficio y ministerio más alto que hay en la Iglesia de Dios es ayudar y cooperar juntamente con Él a la salvación de las almas. Esta tesis la apoya además con frases de San Juan Crisóstomo, y de San Pablo, que por no alargarme, no voy a exponer.
A continuación expone que para esta tarea de ayuda a los demás lo primero que ha de hacer quien tenga la ocupación de ello es fortalecerse y hacer acopio de todas las virtudes interiores para robustecer los cimientos de su humildad y después, ayudado por la caridad, entregarse al cuidado de los demás, sin temor a quedarse él erial y baldío. Ensalzando esta obra de caridad de entregarse a los demás, cita a San Pablo; nuevamente a San Juan y a San Mateo, cuando dice que toda la Ley de Dios y los Profetas, está resumida en dos principios: en el amor a Dios y al prójimo. Continuando en esta línea menciona a Arbiol, a Domingo de Jesús, a Gregorio X a San Pedro, a San Lucas y a otros muchos más
CAPÍTULO II
Éste lo dedica a exponer el premio que Dios da a sus ministros que se ejercitan en esta caridad humilde de ayudar a los demás. Para ello, la primera exposición la saca de la parábola de la viña, cuando el dueño de una le dice a los operarios. Yo os daré lo que se justo. Pero arguye, dirigiéndose a Dios, que a sus criaturas debería bastarle la más leve insinuación de que el trabajo de la salvación de las almas es del gusto de Dios, para que éstas lo pusiesen inmediatamente en ejecución, sin esperar premio alguno. Aquí hace alusión a la Madre María de Jesús de Agreda, y se explaya en una serie de requiebros a la caridad, llamándola: mi amada, mi querida, mi escogida, mi regalo y aliento en este valle de lagrimas.
A continuación cita a Baltasar de Rienda y refiere un caso, narrado por el obispo Palafox en el que cuenta que un santo sacerdote, por dedicarse al camino de la perfección abandonó sigilosamente su parroquia y, ya en camino, se le apareció S, Juan Bautista que le dijo que era más agradable a Dios el cuidado de las almas que el mismo anhelo de santidad personal.
Para aseverar la importancia que tiene este cuidado de las almas, alude a la Venerable Sor María de S. José que cuenta en su vida que el Señor le dio a entender que era tan sin número los méritos que tenían los buenos predicadores y confesores que, si lo supieran, andarían todos los días por las calles pregonando y diciendo : vengan todos a confesarse.

CAPÍTULO III
Éste lo dedica a continuar declarando el Amor Humilde con utilísimas advertencias sobre él. Manifiesta que el dolor de los pecados es propio efecto del amor, y que el llanto y arrepentimiento de éstos es la primera vía y fundamento de la vida espiritual y que ha de manifestarse en la humildad de declarar el alma todo su interior al confesor o padre espiritual, ya que, de no hacerlo así, seguirán graves perjuicios morales para el que busca la perfección. Aquí trae las palabras del obispo Palafox cuando dice que la caridad no hace mal, y las de S. Juan al manifestar que todo el que no es justo y no ama a su hermano no pertenece a Dios, porque el amor de Dios aduce, nace como hijo legítimo del amor al prójimo.
Pasa a explicar el primer daño grave del pecado que es contra la caridad, pues ésta es un puro afecto del amor de Dios, no sólo especulativo sino práctico. Y quien peca ya no es puro y, como el pecado implica la falta de caridad ya no se practica ésta. Como consecuencia es incompatible envidiar al prójimo y amar a Dios, ya que, al mismo tiempo que se le ofende se procura complacerle y es puro engaño y vano devaneo hallarse en los deleites temporales y abrasarse en los afectos espirituales. Para respaldar sus palabras trae las de San Pablo en su epístola a los gálatas cuando dice: “Oh. insensatos gálata que comenzasteis con el espíritu y concluisteis con la carne”.
Concluye el capítulo diciendo que entre éstos no han de contarse los que caen ya por falta grave, como leve, y se arrepienten, piden perdón y lloran su pecado, como le ocurrió al Santo rey David o al apóstol Pedro.

CAPÍTULO IV
Lo dedica a poner los principios magistrales y luces clarísimas para conocer los buenos espíritus y cómo se conocerá cuando introduce el demonio engaño en algunas almas.
El inicio del mismo son las palabras de Jesucristo cuando le dijo a Pedro que era la piedra sobre la que edificaría su Iglesia y que las puertas del Infierno no prevalecerían sobre ella, para indicar que por mucho mal que quiera causar el Maligno y por muchas insidias que le tienda a la obra de Dios, ésta saldrá triunfante de todas y prevalecerá hasta el final de los tiempos.
De ahí que, para que el cristiano no caiga en las asechanzas del malo, es un punto importantísimo que el alma conozca el bien para que se deleite en su amor, así como también el mal para que lo aborrezca y rechace. Estos son los dos puntos básicos que comprenden toda la perfección cristiana. Cita al Rey David cuando dice: Apártate del mal y haz el bien. Se apoya también en las palabras de la Madre María de Jesús de Agreda en su Escala Mística, cuando dice que la Providencia Divina pone primero los peligros y camino errado para que el alma los aborrezca, ya que Dios también los aborrece, y después expondrá el camino bueno para que el piadoso lo ame. Aquí trae las palabras de San Buenaventura y cita un largo texto latino del capítulo X (no indica de qué obra) de un libro de este Santo. Además aporta un capítulo completo de la vida de Palafox, pues su espíritu (entiéndase el del autor) se ha desvelado en adquirir las más selectas noticias para este punto tan principal y, por ello, quiere traerlas al conocimiento del alma que aspira a la perfección.
Enuncia seguidamente unas reglas generales para gobernarse en la discreción y conocimiento de los legítimos espíritus. La primera de ellas es el conocimiento de las virtudes que son los materiales de que consta el Edificio Espiritual. Si se poseen virtudes verdaderas todo lo demás es seguro y asienta bien ya que con ellas tiene dificultosa entrada la ilusión y dura poco el engaño. Se extiende aquí largamente haciendo una amplia exposición de cómo el demonio puede remedar regalos, dulzuras, visiones, hablas y exterioridades, pero no virtudes, y que sus engaños son más fáciles de descubrir que la moneda falsa. Cita a San Pablo cuando dice que el hombre está compuesto de una repugnancia y contradicción que es el espíritu y la carne. Por ello es necesario conocer de estos dos extremos tan reñidos cuál es el que apadrina y favorece el demonio, labor que ha de descubrir el alma con la ayuda de su padre espiritual que ha de ser discreto y práctico.
Una vez asegurados estos principios, se ha de tener en cuenta que Dios se comunica con las almas que le placen y les regala como a Él le parece. De aquí que estas almas pueden tener visiones y tratos con Dios.
Termina el capítulo, tras larga exposición, como he dicho sobre las visiones que pueden ser: corporales, imaginarias o intelectuales. Las que son del demonio las conoceremos fácilmente porque nos ofrecerán, apenas sin trabajo, gozo, deleite y placer en la parte sensitiva dejando a su vez, seca, estéril e infructuosa la espiritual.
Las visiones intelectuales son más difíciles, sigue diciendo, de simular por el demonio, pues según la Teología éste no puede llegar a conocer los secretos de un corazón. Para afirmar esto expone las palabras de San Agustín, en su libro “Adivinación de los demonios,” capítulo 5.
Cierra este capítulo diciendo que en la comunicación espiritual, intima y familiar que las almas pueden tener con Dios es donde menos parte puede tener el demonio, ya que no puede ofrecer al alma ningún bien que sea espiritual, sino sólo gozos terrenales.

CAPÍTULO V
. Este lo continúa con los avisos y documentos para el cauto. Va a exponer las reglas por las que se ha de gobernar quien dirige almas y también las mismas.
Para él lo primero que hay que despreciar es el linaje que llaman mercedes, mientras no se conozca profundamente las virtudes. Vuelve a citar a San Agustín en su obra “La Ciudad de Dios,” cuando define qué es el demonio y la procedencia de esta palabra, y cómo este ser está de tal forma ligado a la soberbia que cualquier cosa que falte a la humildad ya es suficiente para que sepamos que procede de dicho ser y que arruinará el edificio de santidad que queremos construir.
Continúa exaltando el valor de la virtud de la humildad y dice que si un alma se complace en que la alaben y publiquen sus virtudes y complacencias con las que, según ella, Dios la favorece, no hay duda de que esos favores, al parecer divinos, proceden del Maligno.
Como segundo punto expone la necesidad que tiene el alma de cultivar con esmero la penitencia y mortificación de todo lo sensible. Aquí trae a San Pablo cuando manifiesta: Si mortificareis con el espíritu los hechos de la carne, viviréis. Esto lo explica diciendo que hay que llevar los apetitos de la carne a tal situación de dominio por el espíritu, como si estuviesen muertos y que, quien tal consiga, no hay duda que pertenece legítimamente a los llamados hijos de Dios. Sigue diciendo que más importante que la mortificación corporal es la anulación de deseos y aspiraciones de la carne. A continuación enumera una serie de linajes de enfermedades violentísimas, como él los llama, por los que se pueda conocer las astucias del demonio. Estos linajes de enfermedades dice que son: pulsaciones aceleradas para mentir recios dolores de cabeza; arrebatadas trepidaciones, para remedar quebrantos incomportables de cuerpo; movimientos de alferecía, o aquellos que inquietan a los azogados, para simular males del corazón o gota coral. Con ellos el alma que sólo busca su envanecimiento y satisfacción personal pretende mover a compasión a sus confesores para que, movidos a piedad, no les exijan los sacrificios y privaciones que el alma ha de experimentar cuando quiere marchar por el camino de la perfección. Refiere el caso de una labradora que se cuenta en el aviso nueve de Santa Teresa, que al socaire de visiones y tratos con Dios logró engañar a muchos doctos y santos varones, pero fue descubierta por una persona menos docta e ilustrada que ellos, al ver cómo ésta presumía y se complacía en enseñar sus manos que las tenía muy lindas, y dijo: esa mujer no trae buenas manos para ser santa, descubriendo en esa vana presunción y afectación que todo su interior era falso y un puro embuste.
Continúa el capítulo señalando también algunas reglas para los conductores de almas de forma que, ante estos favores divinos narrados por sus dirigidos, no anden en una perpetua inquietud y desasosiego interior. Trae a colación las palabras de San Dionisio Areopagita, cuando llama a estas mercedes: padecer las cosas divinas y sobrenaturales. Fray Agustín le da al verbo padecer el significado de sentir, pues en esto está la mayor seguridad, en sentir o padecer estos regalos y buscar las penas, mortificaciones, trabajos y desprecios por amor a la perfección, y no pretender suavidades sensibles que embelesan al alma y favorecen las vanas ilusiones.
Cierra el capítulo manifestando que hay que sujetar y derribar el señorío de la carne para conservar en pie el señorío del espíritu.

CAPÍTULO VI
Continúa exponiendo advertencias para lograr el intento expuesto en el capítulo anterior y lo abre con el ejemplo de Jesucristo como Buen Pastor y cita a San Ambrosio cuando llama a los sacerdotes Pastores que deben ejercer una grande y continua vigilancia sobre las almas a ellos encomendadas, de forma que no permitan que el lobo-demonio les arrebate ninguna. Para nuestro autor, lobo es sinómino de Demonio. Exceda, lamentablemente los límites de nuestra exposición, un análisis de la simbología satánica. El ciudadano de cultura media de nuestros días asocia la serpiente el Diablo, por conocidos motivos bíblicos. Tampoco le resulta ajeno el macho cabrío con el mismo significado. Los residuos de las ceremonias báquicas fueron interpretados por la Inquisición como manifestaciones demoníacas y acabaron por asimilarse a las mismas. Tan poco es ajeno el sapo a las prácticas de hechicería que tan ligadas están al Diablo. Lo que es más de extrañar es que a un simple lobo se le asigne al papel de una manifestación diabólica. Pero nodebemos admirarnos tanto, ya que en los Evangelios se narra la parábola del Buen Pastor y que éste ha de defender sus ovejas de los ataques del lobo, que está clarísimo que en esta contexto se refiere al Diablo. Además podemos añadir un dato más en esta comparación-semejanza del lobo con el Diablo. La economía pastoril de aquella época se veía considerablemente disminuida por los continuos ataques de los lobos a los rebaños en los que causaban estragos muchas veces irreparables. De ahí que no deba maravillarnos el que en pleno siglo dieciocho haya quien vea en la figura del lobo una representación del Diablo. Tampoco debemos extrañarnos con la asimilación de este personaje a otros animales. San Pedro lo compara con el león y así dice: “Hijos míos estad en vela porque el Diablo está merodeando junto a vosotros, como león hambriento buscando a quien devorar”.
Refiere un caso que dice que le ocurrió a él con una criatura que llego al pueblo donde él residía y de la que se pregonaba que tenía arrobos místicos que luego se descubrió que era una grandísima embustera cargada de diablos, y que él, aunque no se lo había dicho nadie, lo pensó, y ella antes de que se descubriera el engaño le había dicho a Fray Agustín que ella sabía que él pensaba que sus arrobos místicos eran falsos, de donde él coligió que había sido obra del Maligno el que ella llegase a conocer sus pensamientos. Por ello llega a la conclusión de lo astuto que es el diablo y cómo se vale de argucias para encandilar a las almas que se guían por él. Aquí vuelve a citar a Arbiol en sus Desengaños Místicos cuando dice que estas materias de visiones, hablas interiores, etc., son peligrosísimas en extremo y se confunde el mundo y pierden el tino los hombres de maduro juicio cuando entran en este laberinto confuso de visiones y revelaciones particulares de beatos y beatas.
Sigue citando al papa Gregorio XI, según refiere el erudito Gersán, cuando en su lecho de muerte advirtió a los circunstantes sobre los peligros que se derivaban de estas visiones que, por él creerlas, había estado a punto de sumir a la Iglesia en un cisma, si la infinita misericordia de Dios no lo hubiese impedido. También trae a colación las advertencias de Santa Teresa cuando le dijo a la venerable Madre Catalina que le dijese al Provincial que no hiciese caso de las revelaciones, pues, aunque muchas son verdaderas, hay muchísimas falsas y es cosa recia buscar una verdad entre cien mentiras.
Continúa este capítulo con avisos del mismo tenor apoyándose en los escritos antedichos de Santa Teresa y lo concluye citando a Tertuliano que se dejó llevar y cautivar por una mujer gobernada por falsas revelaciones.

CAPÍTULO VII
Con él concluye la primera columna y continúa con otros avisos y Doctrina y dice que ha unido con especial cuidado al concepto del Divino Amor, que es el cultivo de las almas, la doctrina referida que es importantísima para este punto. Me llama la atención una nota marginal que dice libro 5, capítulo 2, número 72, sin citar autor alguno.
A continuación cita un libro llamado “Divina Historia de la Mística Ciudad de Dios” que, al no nombrar autor alguno me da pie para sospechar que éste sea otro libro de Fray Agustín y, como el que comento, inédito. Continúa diciendo que en ese libro hay una clarísima explicación de todos los géneros que hay de visiones y cómo son las virtudes, no las visiones, las que santifican a las almas.
Menciona las palabras de Job, al decir que teme a Dios como unas olas hinchadas que llegan sobre él, para que le pidamos a Dios que atraviese nuestros corazones temiendo sus ocultísimos juicios.
Como para él las dos virtudes más importantes son la humildad y la caridad, expone una bella imagen de ambas al decir ha colocado la humildad por cimiento único y solidísimo del edificio místico y, como capitel y remate, la caridad, por ser la corona de todas las virtudes, o la reina coronada entre todas. Vuelve a traer las palabras de Santa Teresa, cuando expresa en el capítulo 16 del Camino de la Perfección, que no entiende ni puede entender cómo puede haber humildad sin amor, ni amor sin humildad. Sigue paso a paso los consejos y avisos que Santa Teresa expone en sus libros a propósito de la caridad y la humildad y cierra el capítulo con las palabras de Santa María Magdalena de Pazi, cuando dijo que si un alma pudiese conocer la fealdad que se apodera de ella, cuando, por su culpa le falta este divino amor, se desharía en polvo y en cosa mas vil que el polvo.

CONCLUSIONES
He dicho más arriba que mi propósito no era hacer un análisis exhaustivo de todas las columnas y capítulos de la obra, sino exponer, dentro de la brevedad que el caso requiere, una aproximación no una completa recensión de la primera columna y, sus capítulos para acercarnos a este libro, su propósito, su estilo y sus fuentes por lo que a las conclusiones que podemos llegar son las siguientes:
PROPÓSITO. Dado que a lo largo del libro y las manifestaciones que hace, se colige que el autor es un pastor de almas que trata de proporcionar una ayuda para aquellas que buscan la perfección trayéndoles a su conocimiento un resumen de los muchos y buenos tratados y textos que sobre el Amor Divino hay en su época, para que el alma no se sienta desorientada en su búsqueda, ni pierda el tiempo inútilmente, a la vez que se sienta confortada al conocer lo que sobre este asunto han manifestado los grandes Padres de la Iglesia y los conductores de almas.
ESTILO. Ya he dicho que es simple, llano y sencillo, sin artificio ni rebuscamiento, como corresponde al mismo fin que el autor busca, o sea, ofrecer un pasto espiritual asequible a todos los que quieran andar por el camino del progreso de la prefección. A todo lo largo del texto se respira un aire de humildad, propia del espíritu franciscano, del que está imbuido, que denota la falta de engreimiento y presunción de Fray Agustín. No en vano hemos visto que el pilar en que sustenta todo el edificio místico que propone construir, es la humildad.
FUENTES. Aquí es dónde se nota la gran erudición del autor y su profundo conocimiento de los libros que existen sobre este divino asunto. Ya hemos visto que lo mismo cita el Antiguo que el Nuevo Testamento, los Santos Padres, Tertuliano etc. o algunos, tan desconocidos para nosotros, como puedan ser Arbiol, el obispo Palafox, o Baltasar de Rienda. No en vano, pensamos, que, dado el amplio saber que sobre esta materia posee, pretenda ofrecerlo a las personas que no lo tengan, haciendo una amplia antología o ramillete del que pueda disfrutar quien quiera habitar en este edificio espiritual.

Priego de Córdoba, agosto 1.997
Manuel Villegas Ruiz



RESUMEN

El texto que hoy comento es un manuscrito, intitulado, Médula del Divino Amor, compuesto por Fray Agustín Navarro de Jesús y María Purísima de los Franciscanos Menores del Convento de Alcalá la Real y del que sólo han llegado a mi poder unas fotocopias numeradas desde el folio 91, que es donde se inicia el escrito hasta el 118 donde finaliza de manera brusca, sin ser la conclusión del libro.
El propósito del autor es poner a disposición de las almas preocupadas por la perfección cristiana un florilegio escogido de todos los textos que se han escrito sobre la búsqueda del camino de la santificación, partiendo del Antiguo y Nuevo Testamento, los Santos Padres, Santa Teresa de Jesús, y otros muchos escritores que sobre esta materia han expresado sus pensamientos.
Pretende construir un edificio espiritual y por ello divide el libro en columnas y éstas a su vez en capítulos. A mis manos han llegado fotocopias de la primera columna y parte de la segunda, pero en el folio 106 vuelto dice el autor que es su propósito poner un capítulo sobre el doctísimo Arbiol en la sexta columna, lo que nos indica que la obra, en principio estaba concebida al menos de seis columnas. .¿Qué ha ocurrido con las que no han llegado a nuestras manos? ¿Al tenerlas escritas inicialmente en cuartillas, como el mismo autor indica, se extraviaron al pasarlas a folios? ¿Acaso Fray Agustín no terminó la construcción que se había propuesto y dejó el edificio inacabado? O la hipótesis más posible de todas, terminó el libro en otro volumen que no ha llegado a nuestras, manos.
Fray Agustín demuestra un profundo conocimiento de textos y escritos sagrados, así como de vidas de santos y personas piadosas y esa vasta erudición quiere ponerla a disposición de las personas que anhelan la perfección cristiana y de sus Padres espirituales, para que, al poseer este libro no pierdan tiempo ni se extravíen en la búsqueda de información que les ayude en su elevación espiritual.
Es otro de los muchos textos, salidos de la pluma de los beneméritos frailes franciscanos que otrora dieron vida a los Conventos de la Orden y que es nuestro propósito, con la ayuda de Dios. llegar a publicarlo.

Manuel Villegas Ruiz




MÉDULA DEL DIVINO AMOR DEDICADO AL DIVINO PASTOR SACRAMENTADO, A LA REINA DE LOS ÁNGELES MARÍA SANTÍSSIMA NUESTRA SEÑORA Y AL GLORIOSO SAN JOSEPH. POR EL PADRE FRAY AGUSTÍN NAVARRO DE IESUS Y MARÍA PURÍSSIMA, RELIGIOSO MENOR DE LA REGULAR OBSERVANCIA DE ESTA PROVINCIA DE GRANADA.




Este libro tengo escrito en cuadernos de a quartilla. Muchos años ha que le comencé, e innumerables veces e estado por desistir del empeño, conociendo mi summa inavilidad para ello, pero confiesso ingenuamente que he sentido continuamente una fuerza que no me dexa arrepentir de lo intentado, y por otra consideración, la qual me compele a que muchas veces suele Dios Nuestro Señor valerse de los más débiles instrumentos para sus fines ocultos, si acaso huviere alguno que pueda ser se su servicio en este libro, su Magestad dará providencia para que salga a luz, y si no siendo todo lo que hay en él de los libros, a nadie se haze agravio, y el curioso se podrá valer de las noticias, si no los tuviere, sin el afán del trabajo. Todo sea para honrra, y gloria de Dios Nuestro Señor y de su Beatíssima Madre, y Señor San Joseph, y desde la primera letra hasta la última, sujeto a corrección de Nuestra Santa Madre Iglesia. Comencé a trasladar el año de 1.725.
A las Supremas magestades del Rey de Cielos y Tierra Cristos, Nuestro Señor Sacramentado, A la Reyna de los Ángeles, María Santíssima Nuestra Señora Su Inmaculada Madre, y al glorioso S. Joseph.
No puedo dexar, (como esclavo que soy) del Buen Pastor Sacramentado, de María Inmaculada, y S. Joseph Justo, de ofrecer en holocausto este pequeño sacrificio desaliñado, y médula del Divino amor a quienes devo servir y amar. Introibo in domum tuam in holocaustis redam tibi vota mea quae distinseruent labia mea.(entraré en tu casa y las promesas que florecieron en mis labios te las ofreceré en sacrificios).Psal. 65. Decía el Real Profeta David. La glosa de mi lyra: In domum tui cultus. (En la casa de tu culto). Este es el lugar sagrado de la Iglesia. Habló por su voca el Profeta cuando se hallava en una tribulación. Sic locutum est os meun, in tribulatione mea.(Así habló mi boca en mi aflicción). Allí ofreció la médula del Divino Amor. . La gloria ordinaria. Id est me ipsum cum medula intimi amoris.(Este soy yo mismo con las entrañas de mi amor íntimo). La interlineal con Augustino Intus est charitas non in superficie, ut est illis qui hominibus placent.(La caridad está en lo profundo, no en la superficie, como es propio de aquellos que agradan a los hombres). La moral de mi lyra. In holocaustis id est incendij pij amoris (El incendio del piadoso amor se manifiesta en los holocaustos). Pido a vuestra Divina Magestad con el Real Profeta que, aunque es sacrificio de un corazón atribulado y humillado, no lo desechéis: Cor contritum et humiliatum Deus no despicies (Señor, no despreciarás al corazón contrito y humillado) Vuestra Divina Magestad vino a traer a la tierra fuego de Amor Divino y sólo deseáis que se encendiesse en los corazones quando están aplicados a cosas de tierra, como explica S. Gregorio: Ignem veni mittere in terram, et quid vellis nissi ut accendatur (Vine a traer fuego a la Tierra y que¿ quisiera sino que se incendiase?. Para este fin nos pedís en los Provervios el corazón: Prebe fili mi cor tuum.( Hijo mío, entrégame tu corazón). No es otro el fin de este pequeño trabajo sino que den a Vuestra Divina Magestad las Almas, lo que Vos mismo de ellas deseáis. Ceda todo en honrra y gloria vuestra y de la Reyna de los Ángeles María Santísima Señora Nuestra y del Glorioso San Joseph y quando a las almas no se siga este interés de mí tan deseado, bástame por premio el aver pretendido vuestra mayor gloria y poner a vuestros pies esta obra pequeña con afecto grande. Indigno esclavo de tan Sublimes Magetades. F. Agustín Navarro de Jesús y María Inmaculada.
Prólogo al Lector. Ay del solo, dize el Espíritu Santo, por el Eclesiástico: Vae soli,( Ay del solitario) que quando cayere no tiene quien le ayude a levantar. El Infierno está conjurado, ó Chistriano Lector, contra los que siguen el camino de la virtud y es un temerario el que no teme donde ay mucho que temer. Muchas tribulaciones padecerán los justos, dize el Profeta y ay del alma que no le asiste el defensivo y fortaleza de todas ellas, como dize el Apóstol: Quis poterit nos separare etc (Quién podrá separarnos etc.?). De la naturaleza y condiciones del amor, de sus causas y efectos, han hecho grandes y dilatados tratados el entendimiento humano. Pero si el alma que desea con ansias amar a Dios Nuestro Señor, no sabe qué Autores tratan de ello, ni tiene tales libros, ni, aunque los tenga, por su profunda inteligencia por dilatados, o por la rudeza que les asiste, no hacierta a reducir a práctica lo que su corazón desea, ni tiene quien se lo declare , gran trabajo de soledad. Vae soli (Ay del solitario) Si las tribulaciones son muchas y malas, como dize el Profeta, y tales, que necesitan de extraordinaria aplicación para su defensa, la cual no alcanza la criatura, si no es que Dios Nuestra Señor con su Providencia, se instruya en ellas, como dize David: Et intruar te in via hac qua gradieris ( Y te instruiré en el camino por el que has de marchar). Esta es una de las miserias notables, como advirtió Salomón: Vi las lágrimas de los inocentes y no huvo quien hiziesse por consolarlos. Vae soli (Ay del solitario). Que se ayan escrito innumerables libros que tratan de oración y de sus excelencias y que clamando muchas almas por que les dividan el pan doctrinal y aviendo modo fácil para que todos la tengan y muchos con gran perfección la practiquen, y por no alcanzar esta facilidad, y quien les de luz de ella, carezcan de tan santo exercicio gran trabajo y soledad. Vae soli. Con este motivo y alibiar al piadoso lector de gran trabajo para la práctica del Divino Amor y noticias para hallarlo, con singulares advertencias para los que rigen almas , escusando el trabajo de buscarlas, me apliqué a este trabajo. Deseo lo que con la gracia de Dios Nuestro Señor en este tratado huviere adquirido, sin embidia comunicarlo para que, como dixo Ruperto, sean y sirban estos trabajuelos de leña en la qual no se repara si es pulida o tosca y que encienda en las almas y en todos encienda y aumente y conserve el fuego sagrado del Divino amor. Opera mea sic aestimo vel aestimare cupio, tanquan ligna, quibus nutrire potest ignis charitatis in Altari Domini cuiuspiam legentis, sive audientis.(Estimo, o deseo estimar mis trabajos ya para cualquiera que los lea como para el que los oiga de tal manera como leños con los que se puede alimentar el fuego de la caridad en el altar del Señor). Llámole médula del Divino Amor, respecto de tanto como ay escrito, todo perfectíssimo y solo ponerlo breve y fácil para la práctica. Si no acierto, no alcanza más mi talento, ni yo puedo dar, lo que Dios Nuestro Señor no me da. Pero por los Autores que citar, autoridades de la Sagrada Escritura y de Santos Padres podrá el curioso y entendido perficionar lo desaliñado de esta obra.
Bien se que en este tratado poco, o nada es nuevo, pero la disposición, et methodo ( y método), la claridad y estilo, de tal suerte suelen revestir lo antiguo, que lo hazen para aparecer nuevo y por esso se podrá dezir de muchos, que aunque sean pobres de caudal ( y yo el más pobre) que proferunt de thesauro suo, nova et vetera ( que extraen de su baúl lo viejo y lo nuevo). Ni dexa de ser mul (sic) util(dezía el Gran Padre de la Iglesia S. Agustín) que un mismo libro y una mismas questiones y una misma materia se trabaje por muchos para que como pasto del entendimiento y sazonado con diferente méthodo o estilo pueda acomodarse mejor a diferentes gustos: Utile est plures a pluribus fieri libros, diverso stilo non diversa fide, etiam de eisdem questionibus, ut ad plurimos res ipsa perveniat, ad alios sic, ad alios autem sic.(Es útil que muchos escriban muchos libros, con distinto estilo, no con diversa fe y también de las mismas cuestiones para que el mismo tema pueda llegar a muchos; a unos con un estilo a otros con otro) Assí lo siente con S. Agustín Nuestro Señor Juan de la Assunción. Antorcha Moral.
IN NOMINE JESSU, ET EUIS PURISSIME MATRIS MARIAE
(EN EL NOMBRE DE JESÚS Y DE SU PURÍSIMA MADRE)
INTRODUCCIÓN

Sapiencia aedificavit sibi domum. Miscuit vinum el poluit mensam. Vade Francisce, repara domum mea, quae labitur (La Sabiduría se edificó para sí una mansión. Mezcló el vino y limpió la mesa. Marcha Francisco, repara mi casa que se desmorona). O Rey Altíssimo y Sapientíssimo Señor, quam incomprensibles son tus juicios y tus caminos investigables: Dios invicto que has de permanecer para siempre y no se te conoce origen, quién podrá conocer tu grandeza y bastará para conocer tus magníficas obras?, y quién te podrá dezir porqué assí lo hiziste?, pues tú eres Altíssimo sobre todo y nuestra vista no te puede alcanzar ni nuestro entendimiento comprehender.
Que divinamente a mi intento mi Seráfico Doctor S. Buenaventura. O Altitudo divitiarum sapientiae et scientiae Dei, quam incomprehensibilia sunt iuditia eius et investigabiles viae eius. Quis ascendet in montem Domini aut quis stabit in loco santo eius.?(Oh, grandeza de las riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios, que incomprehensibles son sus juicios e investigables sus caminos. ¿Quién subirá al monte del Señor o quién permanecerá en su lugar santo?). Dios mío qué dezis en este lugar? Si tanta dificultad nos ponéis a la vista de nuestra consideración, por dónde caminaremos seguros de tantos tiranos crueles que nos persiguen?. No ay quien no conozca que esta vida es un camino, una navegación y un camino de batalla. Caminamos (dize el Angeli (sic) Doctor) como passageros por tierra poco segura y llena de salteadores, llevando con nosotros el tesoro de la sangre de Christo Nuestro Señor en vasos frágiles, como dezía el Apóstol. Vamos (dize el cluniacense) a la ciudad de la gloria, de noche, a escuras y por camino poco usado:( porque como dixo Nuestro Redentor) son pocos los que se salvan. Navegamos (dize S. Ambrosio) para el desseado puerto de la eterna felicidad, por el mar inconstante de la vida, que sobre ser tempestuoso, está lleno de piratas infernales, como dixo el Santo Job: Militia (Milicia) ( S. Agustín, tentatio (tentación); S. Ambrosio piraterium (nido de piratas) est vita hominis super terram( es la vida del hombre sobre la tierra). Estamos continuamente (dize Paulino) en guerra viva con los achaques, miserias, apetitos y demonios. Qué será de nuestra flaqueza en tanto peligro? Si el camino de la virtud que es el que verdaderamente nos conduce al Cielo, se mira oy como el más peligroso (como dize mi venerable Madre María de Jesús de Agreda) cómo tendrá sossiego nuestro corazón en tanta duda?. Que será de nosotros? Pero O, engrandecida sea la piedad de Nuestro Dios y Señor para con nosotros, que con infalible providencia nos previno el remedio y la preservación de tanto mal que es el camino del Amor de Dios: Sed et si quis voluerit ascendere per quam utique viam ascendet cum omnes investigabiles sint?(Pero, si alguien quisiere ascender ¿ por cual de uno y otro camino subirá, cuando todos son dignos de recorrer?. Palabras son del mismo Seráfico Doctor,. Si alguno quisiere subir al monte de la gloria por qué camino subirá, si todos son inbestigables?. Audi dilectionem et vocationem tuam anima dilecta, et sum me gaude cum enim cuncta supra dicta omni vigilancia solicite studeris ad implere ( Escucha tu llamada y tu vocación, alma querida y acéptala con gozo cuando te dediques a cumplir solícitamente todas las cosas dichas anteriormente. Destiérrense ya los temores del alma, sea summa la alegría y gozo, pues el Divino Amor es el norte indefectible que nos conduce a la gloria. Y por esto, dezía el Apóstol, nada nos podrá apartar de la caridad de Dios.
Este, es sin duda el motivo porque los Santos Padres y Escritores Sagrados han tenido en cargar todo el peso de la consideración en que sobresalga el Amor Divino en sus escritos para el reparo de la Iglesia Nuestra Madre. Porque sin duda , todas las quiebras nacen de que abunde la iniquidad, para que se resfríe el amor, como dixo Christo Nuestro Señor.
Trascendental este cuidado que Dios Nuestro Señor encargó a sus hijos todos, y con especial mo(sic) a los hijos de mi Serafín Padre S. Francisco, como imitadores de los Apóstoles, sin que la pequeñez de algunos, (como la mía), pueda ser escepción para el reparo, pues como dixo el Gran Padre de la Iglesia S. Juan Chrisóstomo, todos deben contribuir proporcionadamente, según sus talentos, al alivio, gloria, y exaltación de nuestra amabilíssima Madre la Iglesia Católica: Eclesiae negotium unusquisque pro su modulo iuvet (Que cada cual tome los asuntos de la Iglesia como suyos propios).
Discurro será de gustoso recreo para las almas, y con especialidad para los que en la cátedra del Espíritu Santo las rijen, esta Mystica fábrica; no por mía, pues todo es de Dios Nuestro Señor a quien sin la menor reserva se lo debemos volber. Si por hallarse en ella, lo más acrisolado del Divino Amor, con fácil méthoto para que todos lo percivan, con las noticias más importantes para la Mystica, sin la pensión y fatiga de buscarlas en los libros para fecundar el entendimiento, assí para el aprovechamiento de cada uno, como para que el Padre espiritual, sin temor servil, ni vano recelo pueda aplicarse al confessionario, pues toda esta Mystica fábrica está fundada en la Sagrada Escritura y Autoridades de los Santos Padres. Estímelas estas noticias el alma, como que el Altíssimo y Padre de Amor, es la primera causa de ellas, y las causas segundas a quien las dictó, se conocerán por las citas. Solo lo imperfecto y desaliñado es lo que debe atribuirse a mi insuficiencia. Yo para mi consuelo vástame la intención recta y quisiera que cada letra fuera escrita con la sangre de mi corazón.

PRIMERA COLUMNA. SAPIENTIA EDIFICAVIT SIBI DOMUM ETC.
(LA SABIDURÍA SE CONSTRUYÓ UNA MANSIÓN, ETC.)

El gran Padre de la Iglesia, mi amado Augustino, dizo sobre San Mateo que si intentas fabricar algún edificio grande, lo primero que se ha de procurar es que sean profundos los cimientos, que en el sentido Mystico, según el grande Augustino, es que sea verdadera y profunda la humildad en las almas: Cogitas magnam fabricam etc( Piensas construir un gran edificio, etc.).
Charitas non inflatur.( La caridad no se envanece). Esplicando el Doctíssimo Palafox la virtud de la caridad con todas sus propriedades que asigna el Apóstol, aparta de ella a la sobervia. Es la caridad (dize) humildíssima, porque como la que tiene tantas luzes del Señor, está mirando en cada passo y acción la miseria y fragilidad de nuestra naturaleza y todo el espiritual ocupado en mirarse assí, sólo estima a los demás. De aquí resulta que todos los que aman al Señor con humildad, no saben donde meterse, paraciéndoles que ninguna cosa ay que les sobre, ninguna honrra que les sea merecida, ningún favor que no les sea dado. Todo esto naze de la luz interior que tiene el alma, la qual haza que amando y preciándolo a Dios toda se desprecie assí y tenga siempre por buenos a los demás. Tiene la vista sencilla y sólo dentro de su corazón mira aquello que la humilla. No penetra por los pechos de los próximos a buscarles la intención, está mirando siempre en sus imperfecciones proprias y nunca falta que mirar en el más santo y assí olvida las agenas, pierde la memoria de sus virtudes, las quales resplandeciendo entre todos, están solo ocultas para el bueno que las tiene. Todo le pareze poco de lo bueno que haze por Dios, todo le parece mucho en quanto se desvía de servirle, por no ajustarse con aquella perfección, a que aspiran sus deseos. Todas son palabras del dicho Autor que es lo que basta para educir el concepto de Amor humilde.
CAPÍTULO PRIMERO. EN QUE SEGÚN EL INTENTO DE ESTA MYSTERIOSA FÁBRICA SE PONE EL PRIMER CONCEPTO DEL DIVINO AMOR Y ALGUNAS EXCELENCIAS DE LOS MINISTROS DEL SEÑOR.
Siguiendo el sentido Mystico de la propriedad de la Columna que es la fortaleza la qual será mayor en la fábrica al passo que fuere más profunda y humilde ya se nos ofrece un principalíssimo concepto del Divino Amor en el cultivo de las Almas. Para entregarle Jesu Christo Nuestro Señor a S. Pedro el Rebaño de la Iglesia, le examinó primero si le amava más que los demás. Nuestro Apostólico Diez, considerando este concepto, dixo con S. Gregorio y S. Agustín: O utinam, et hic, et hic zelus cordibus nos tuis (?) dominaretur, qualiter viribus omnibus contenderemus ut omnes Deum ardentíssime diligerent. Nam (ut ait Beatus Gregorius) ille in amore Dei maior est qui ad eius amorem plures trahit. Et Divus Augustinus in libro de doctrina christiana inquit: O si possemus incitare homines et cum ipsis pariter excitari ut tales essemus amatores vitae permanentis quales sunt homines amatores vitae fugientis ( Oh, ojalá, y éste y éste (sic) celo nos dominase en nuestros corazones de tal manera que luchásemos con todas nuestras fuerzas para que todos los hombres amasen a Dios, ardentísimamente. Pues,( como dice el Beato Gregorio): en el amor de Dios es mayor aquél que trae muchos a que le amen. Y el Divino Agustín, en el libro de la Doctrina cristiana dice: Oh, si pudiésemos incitar a los hombres y ser excitados con ellos de igual manera que deseásemos de tal forma la vida eterna como anhelamos la vida perecedera
El medio que la Magestad de Nuestro Dios y Señor tomó para el reparo de su amada Iglesia, son sus Ministros que se ocupan en una y otra Chátedra del Púlpito y Confesionario. Missit ancilas suas (Envió a sus esclavas). Este título, según la Glosa es indicio de humildad, porque administrar a las Almas el alimento de vida espiritual es propio exercicio de los humildes. Nam quis maior est qui recumbit an qui ministrat? None qui recumbit? ego autem in medio vestro sum, sicut qui ministrat.(Pues,¿ quién es mayor quien descansa o quien trabaja? ¿ No es verdad que quien descansa?. Sin embargo, yo estoy entre vosotros, como el que trabaja).A este Amor humilde se sigue precíssamente lo excelso. Qui se humiliat exaltabitur.( El que se humilla, se enaltece).
Es tan clara esta celestial ocupación, que dixo S. Dionisio Areopagita: Omnium divinorum est cooperari Deo in salutem animarum. El oficio y ministerio más alto que ay en la Iglesia de Dios, es ayudar y cooperar juntamente con Dios Nuestro Señor a la salvación de las almas.(esta es la traducción que el mismo autor hace) San Juan Chrissóstomo dize: Nihil ita gratum Deo est ita curae ut animarum salus. No ay cosa más agradable a Dios ni de que él tenga más cuidado que de la salvación de las almas.(igual que el párrafo anterior) Charitas Cristi urget nos( El amor a Cristo nos da prisa) . Dezía San Pablo. La caridad nos esta solicitando y compeliendo siempre a ello. Cómo no daremos nosotros la sangre de nuestro corazón con el afecto ya que no sea en lo material, por las almas, porque Christo Nuestro Señor dio la suya por darnos a nosotros vida?. Que no escuse a nuestro Maestro y Redemptor morir por un alma y que yo la vea irse a perder y caminar al infierno y la pueda ayudar y no lo haga?. No puede esso sufrir el amor.
Ay virtudes que constituien al hombre interior en sí mismo y no passan a comunicarse a los demás, porque sus exercicios no tienen más esfera que la del mundo menor de cada uno, que es dilatadíssima y estas deven preceder y ser primero, porque la caridad bien ordenada comienza de sí proprio, pues es cierto que no puede influir jugo de enseñanza en otros quien está seco y desmedrado en sí. Esta es la razón de llamarse la verdadera caridad azeite: Licor que se derrama y cunde tanto por lo jugoso de su naturaleza. Quien huviere cultivado primero en sí todo el colmo de las virtudes interiores, podrá con seguridad salir, por medio de la caridad y de las demás obras, que miran a los próximos a solicitar sus utilidades espirituales, sin temer quedar erial y valdío y que al passo que él carece de fruto, sea también poco, o ninguno el provecho que resulte en los que pretende influir y encaminar. O dichosa el alma en quien asiste para sí y para los próximos. Declare el Apóstol su preciosidad.
Ninguno mejor que San Pablo definió la caridad verdadera y generosos, altíssimos efectos y operaciones, constituiendola alma de todas las operaciones y virtudes que sin ella nada tiene vida ni valor. El Discípulo amado de Christo Nuestro Señor, San Juan no les dezía otra cosa a sus hijos, sino que se amassen unos a otros. Causóles tedio la repetición porque cansa siempre un mismo manjar, y en el espíritu conviene variar de alimento, y preguntándole que porqué dezía y encargaba siempre una misma cosa, sin mudar de documentos? respondió como theólogo tan consumado y estático contemplativo porque es precepto de Christo Universal Maestro que si se executa como se deve, esto sólo es lo que basta.
En esta celestial doctrina se encierra tanta sabiduría que no menos depende de ella que toda la ley de Dios y los Profetas. In his duobus mandatis tota lex dependet et Profetae (Toda la Ley de Dios y los Profetas se contienen en estos dos mandamientos). Suponiendo pues el amor a Dios Nuestro Señor del qual ha de salir al del próximo. Consiste este en el común sentir de los Theólogos en desear la Bienaventuranza, unos con sus oraciones y peticiones, doctrina que deven tener muy en memoria las almas y enseñarla los Padres espirituales, particularmente aquella devoción singular que refiere Nuestro Apostólico Arbiol en sus designios Mysticos que es como se sigue:
El Venerable Padre Fray Francisco de Jesús María, Vicario General de los Carmelitas Descalzos, en su concordia espiritual enseña una breve y piadosíssima devoción de cinco vezes el Padre Nuestro y Ave María, por las cinco mayores necessidades de todo el Mundo, que son las siguientes: La primera es la necessidad de los Justos que si Dios no les concede el precioso don de la perseverancia infaliblemente caerán. La Segunda necessidad es que los que están en pecado mortal, que ellos no pueden levantarse, si Dios no los ayuda con sus Divinos auxilios, y aquí se estiende el afecto por todos los Infieles, Hereges y Bárbaros para que se conviertan a la Fe Católica. La tercera es la necessidad de todos los que padecen de lámparos, cautiverios, persecuciones y grandes trabajos en este valle de lágrimas, así espirituales como temporales y que Dios los asista y les de fortaleza para tolerar con merecimiento lo que padecen. La cuarta es la necessidad de los que están en la hora de la Muerte que es la mayor tribulación y el más fuerte combate de quantos se padezen en esta vida mortal. La quinta es la necessidad de las benditas almas del Purgatorio, las quales no pueden valerse a sí mismas. Por cada una de estas necessidades se han de dezir un Padre Nuestro y un Ave María todos los días. Y a los que entraren en esta Concordia Espiritual les concede el Sumo Pontífice Gregorio XV ganen Indulgencia Plenaria el día que comienzan esta devoción, el día de su muerte y un día cada mes, el que escogieren para confessarse y comulgarse. El Decreto se hallará en el Sentenciario Espiritual de dicho venerable Padre.
Podrán exercitar otros esta caridad, que es lo que aora directamente pretendemos, administrando a las almas el pasto espiritual. Unusquisque sicut accepit gratiam in alterutram illam adninistrantes, sicut boni dispensatores multiformes gratiae Dei.( Que cada uno distribuya la gracia, de una u otra forma, según la recibió, como buenos y diversos dispensadores de la Gracia de Dios) Así lo enseñó S. Pedro, hablando de la Caridad de próximo. A todos comprehendió S. Juan hablando de esta excelente virtud: Filioli mei non diligamus verbo, neque lingua, sed opere et veritate.( Hijitos míos, no amemos con palabras ni con la boca, sino con verdad y virtud). Para que se conozca esta caridad hable S. Lucas.
Cierto hombre descendía de Jerusalén Jericó. Cayó en manos de ladrones, despojáronle y aviéndole maltratado dexándole semivivo. Aconteció pasar por el camino cierto sacerdote y habiéndole visto passó adelante. Lo mismo sucedió con cierto levita, pero passando cierto samaritano, conmovido de misericordia, lo puso sobre su jumento, llevólo al hospital, solicitó con el enfermero su cura, satisfaciéndole su trabajo. Qual de estos dixo Chistro Nuestro Redenptor a aquel Maestro y Sabio de la Ley, que por tentarlo le hizo la pregunta, diziendo qué haría para alcanzar la vida eterna, dándole por respuesta que amase a Dios de todo corazón y a su próximo como así mesmo y especificándole quien era su próximo, respondióle con estas parábola que aquel que estava más propinquo de los tres que usó de misericordia con su próximo. Haz tú lo mismo.
Grande enseñanza nos ofrece Christo mi Señor en este lugar. Y suponiendo con la Gloria Ordinaria como puede ver el curioso, por este Samaritano se entiende Christo Nuestro Redentor que usó de su misericordia, para cuyo fin tomó la naturaleza humana, dando enseñanza a los Sacerdotes para excitar esta Caridad con los próximos. Pregunto yo, abra en sus Ministros esta caridad, con solo buscar cada uno su retiro y descanso y con procurar cada uno lo que desea su corazón?. Para hallar Christo mi Señor la obeja perdida, qué diligencias no hizo? y que trabajo no le costó?. Como también lo enseñó con los que haze la muger que ha perdido la dracma Cuantas almas se levantarán de la culpa, quantas se preservarán de muchas y quantas virtudes adquirirán unas y otras, por una poca de aplicación al Confessionario?. La experiencia nos enseña lo que sucede con los que confiessan de tarde en tarde y de año en año Y qué amor y virtudes le ofrecerán al Señor éstos?.
Confiesso Dios y Señor mío y Padre de amor que este es un punto de tanto sentimiento para mi corazón que sólo vuestra Magestad lo sabe. Considero las muchas quexas que tenéis de vuestros Ministros, como hallará el curioso a cada passo en los libros, especialmente en mi Venerable Madre María de Jesús de Agreda en su tercera parte.
Considerando mi Seráfico Doctor S. Buenaventura este punto prorrumpió en estas santísima palabras: Cómo puede dezir que ama a Dios y que apetece las delicias de su Caridad, quien ve en el hombre a su imagen arrojada en las inmundicias de la culpa y no trata de sacarla del abismo de su miseria?. Quien hay que se acuerde de que el Hijo de Dios murió en las afrentas de una cruz por redimir las almas y no se resuelve con valentía y valor a morir también por ellas, principalmente quando mira que la Sangre del Cordero que quita los pecados del mundo está desperdiciada y conculcada?. Abrá quien tenga sufrimiento para disimular de su Dios esta injuria?. Cómo no derrama todo su corazón en oraciones y lágrimas para solicitar su desagravio?. Porqué no clama en los Púlpitos?. Porqué no enseña en las plazas el temor de Dios?. Porqué no se atarea en el Confessionario para recoger los desperdicios de tan preciosa sangre reduciendo a las almas a penitencia?. Qué diré más, crees o hombre de ti que seas morada del Espíritu Santo, si tienes aliento para ver que su templo está profanado y hecho un esterchilinio?. Ves esto y no levantas al cielo tus clamorosas voces?. Ves esto y disimulas?. Buscas solamente tu quietud y conveniencia?. Ea que no vaya vaya (sic) de ti este desvarío. Cómo crees que vives en la amistad del Esposo, si no procuras con todas tus fuerzas embarazar los adulterios de su esposa?. Cómo, si sabes que es adúltera no la corriges y persuades a que vuelva arrepentida a los brazos amorosos de su inocente dueño?. Piensas que gozarás por toda una eternidad del Sumo bien que miras despreciado, como la materia más vil y más inmunda, estándote en torpe ociosidad, sin solicitar su digna estimación y venganza de esta injuria?. Confiesso (noten estas palabras, dize nuestro Cornejo), confiesso que para alentar a todos al zelo del bien de las almas, descubro el sentimiento que ay en mi corazón. Digo que estubiera certíssimo de que no avía de ver jamás la cara de Dios ni gozar de su Bienaventuranza. Esto no obstante quisiera por su honrra sola morir por qualquier alma que esté en el estado miserable de la culpa y padeciera gustosamente tantas muertes como son las almas infelices y pecadoras, no esperando más premio de mis repetidas muertes que el que todas saliesen del estado miserable de la culpa, al de la gracia para que gozassen de la eterna gloria. Hasta aquí el seráfico Doctor, en cuio incendio de voces se conoce la llama de amor que ardía en su pecho a la Iglesia Santa. O, si mi pobre corazón pudiera imprimirlas en todos mis hermanos los Sacerdotes, sin excluir ninguno. Que es ver aquel zelo ardiente que ardía en mi querido Padre Santo Domingo, en mi Seráfico Padre San Francisco y en los demás Patriarcas y Santos. Zelus domus tuus (tua, domus es femenino)comedit me.( El celo de tu casa me devora). El Grande Agustino: Zelo Domus Dei comeditur qui omnia perversa quae videt, cupit emendare, et si emendare no potest, tolerat et gemit(El celo de la casa de Dios devora al que desea solucionar todo el mal que contempla y, si no puede remediarlo, gime y se lamenta Basta de este punto. El que lo quisiere ver más dilatado, vea al Padre Alonso Rodríguez de la Compañía de Jesús, el qual con apostólica Caridad y erudición profunda le trata en su tercera parte por toda ella.
CAPÍTULO 2 . CÓMO SUELE DIOS NUESTRO SEÑOR PREMIAR A LOS MINISTROS QUE EXERCITAN ESTA CARIDAD HUMILDE.

De la parávola de la viña consta, promete Christo Nuestro Señor el premio del trabajo: Et quod iustum fuerit dabo vobis ( Yo os daré lo que sea justo). Pero yo dixera, Dios y Señor mío, que, aunque es propio de vuestra bondad infinita el comunicarse y el dar a las criaturas, bastara la más leve insinuación el ser de vuestro gusto para ponerlo en execución, aunque no aya premio. Pero ya que hemos de seguir las invenciones del Divino amor hable a mi intento mi venerable Madre María de Jesús de Agreda en un desafío que pone en el libro de sus Exercisios del Divino amor y se refiere en su vida.
Carissimas hermanas mías, San Pablo dixo que si no tenía Caridad nada era, que todas sus predicaciones, trabajos, Conversiones de almas y quanto hazía y padecía reputava por nada, si no tenía Caridad. De esta virtud dizen los Santos que es la Reyna de las demás virtudes, la Santa y la poderosa en el Tribunal de Dios, y la que rinde a Su Magestad a que siga nuestros ruegos.
Esta virtud se compone de dos partes, la una es el amor a Dios, y la otra de sus criaturas y andan tan unidas que el Señor no quiere nuestro amor, si no le tenemos a los próximos, y por esto concluyó y selló los dos preceptos de la Ley Santa en estos dos: Amarás a Dios y al próximo como a ti mismo. Y dize más lo que hiciéredes por uno de los más pequeños por su Magestad lo hazemos, de manera que se haze cargo y se da por más obligado para premiar liberalmente lo que hazemos por los próximos. Pues por esta virtud de la Caridad, mi amada, mi querida, mi elegida, mi hermosa, mi regalo y aliento en este valle de lágrimas me ha parecido que el desafío que se acostumbra hazer en los exercicios sea de ella. Véase lo demás en dicho libro, que bastante ay, pues quando escribo esto, han salido ya en Madrid doze impresiones y si no en su vida está en los tomos grandes. Lo que a mí me excita las invenciones con que el Señor excita para premiar a quien practicare dicha virtud.
El Doctor Baltasar de Rienda en su carta executoria que toda se dirije a los Sacerdotes a que cultiven la Iglesia del Señor que podrá ver el curioso, refiere estas palabras y avisos. El Señor Obispo D. Juan de Palafox en su carta pastoral dize que había un Cura muy temeroso de Dios y devoto de San Juan Bautista, el qual deseava vivir con gran pureza de alma. Parecíale que le impedía para esso el ministerio y todas aquellas tribulaciones que ordinariamente le acompañan. Resolvió dexarlo por esta causa. Despidióse de su Iglesia y secretamente salió del lugar con intento de avisar después de partido, porque no lo detuviessen. Caminava y huía de su Parrochia y ministerio, encontró un hombre en el traje y la presencia y en la hermosura del rostro admirable y celestial y le dixo: a dónde vas? Por qué dexas tus obejas?. Qué aspiras y qué temes?. El buen sacerdote conoció que era su gran devoto Bautista y arrodillado le dixo: no huio de mis Feligreses, sino de las culpas y de los lazos y peligros que van embueltos en tan alto ministerio. Y entonces el Santo le respondió: Trabajos ay y peligros, pero a ellos suceden estas coronas en el que resultan de cada una de las acciones de aquel ministerio tan alto. Admirado y persuadido, postrose y pidió perdón a Dios y a San Juan y se volvió a su Parrochia y con mayor fervor comenzó a servir y padecer y administrar a las almas que tenía a su cargo.
La Venerable Sor María de San Joseph, Religiosa de Salamanca dize en su vida que el Señor la dio a entender eran tan sin número los méritos que tenían los buenos Predicadores y Confessores, que si lo supieran, anduvieran todos los días por las calles pregonando y diziendo: vengan todos a confessarse.
Un alma vido a un sacerdote con muchos grados de gloria y le dixo: Si pudiera bolver al mundo, padeciera de buena gana hasta el fin del mundo, porque Dios me diera un grado de gloria más de los que tengo. Pues qué grados tendrán los que se exercitan en lo dicho. A Santa Brigida le dixo el Señor: Non debent cessare amonestationes, et predicationes, nam propter amorem, et voluntatem quales sunt digni mercede quanvis pauci vel nulli convertantur ( No deben ceder en su amonestación y predicación, pues las hacen por causa del amor y la buena voluntad, las cuales son dignas de encomio, aunque pocos o ninguno se conviertan) Véase dicho Autor.
CAPÍTULO 3. Continúase declarando el Amor humilde con utilissÍmas advertencias.
Proprio efecto es del amor, el dolor de lo pecados, por esta causa se le perdonaron a la Magdalena, porque amó mucho. A la vida purgativa pertenece el llorar éstos, que es la primera vía y fundamento de la vida espiritual. Para ser perfecto ha de tener las cualidades de humilde. Quiero dezir, ha de declarar el alma todo su interior al Padre espiritual, porque de no hazerlo así, se siguen las ruinas espirituales que con harto sentimiento, lloran con lágrimas de su corazón los más zelosos en la experiencia de tan descavellados sucessos como cada día se tocan, sin que la afrenta de unos, sirva de escarmiento a otros.
Tratando este punto el Beatissimo Palafox y hablando de la Caridad dize assí: Charitas no agit preperam. No haze mal la charidad.(traducido por el autor). Puede entenderse de dos maneras, que entrambas son contrarias diametralmente a la Charidad. No haze mal, esto es no lastima a nadie, ni a Dios, ni a las criaturas, y en estas dos maneras de hazer mal y excluyendo estos dos males explica el Santo la perfecta caridad, la qual consiste en amor a Dios y a las criaturas y es lo que dixo San Juan: Omnis qui non est iustus non est a Deo et qui non diligit fratrem suum. Porque del amor de Dios nace como hijo legítimo el amor al próximo.
Y hablando del primer daño que es pecar, certíssimo es que es contra la caridad, la qual es un puro afecto interior de amor de Dios, no sólo especulativo, sino práctico, y si peca quien no lo tiene, ya no es puro, y si se ofende ya no es de amor, porque no se compadece mas la caridad en el alma con lo malo que lo malo con lo bueno, la luz con las tinieblas, lo negro con lo blanco. Y así quanto tuviere el corazón de imperfecto en su culpa, tanto tendrá la caridad de imperfecta en la sustancia y si llegare a ser culpa grave y mortal, ya se fue del todo la caridad y la gracia del alma. Por lo qual quantos trataren de espíritu entiendan que embidiar al próximo, amar a Dios y ofenderle y quererle, hallarse con los deleites temporales y abrasarse en los afectos espirituales, es engaño y devaneo. Pues precisso es dexar lo malo, si hemos de seguir lo bueno, porque de bueno y de malo se haze una mezcla peor que si fuera todo malo.
Eran los ángeles buenos en su naturaleza, hizierónse malos por la embidia y la sobervia, más les valiera no ser tan buenos, para hazerse despues tan malos, pues tomaron de lo angélico la impenitencia y la circunstanxia mayor a la gravedad de su malicia y quedaron sin remedio, tomaron de lo grande lo sobervio y quedaron sobervíssimos y de ángeles malos son grandíssimos demonios.
De las hijas de los hombres, en tiempos de Noé, y de los tiempos de Dios salieron unos gigantes perverssísimos, porque vieron aquellas a éstos y quando lo bueno de los padres parece que avia de hazer buenos hijos y mejores a las madres, éstos y ellas se perdieron y salieron peores los hijos que cada uno de sus padres, y tales que acabó Dios Nuestro Señor al linaje de los hombres, menos a Noé y su familia. Todoesto se endereza a los que siguen virtud y no quieren hazer la maldita mezcla que han que han(sic) intentado algunos que comenzaron ( como dize S. Pablo a los de Galacia) por el espíritu y después fueron consumidos por la carne. O insensati Galatae, que cum spíritu inceperitis, carne consumamini(?)( Oh, insensatos Gálatas que comenzásteis con el espítiru y concluísteis con la carne) Porque todo el daño de éstos fue comenzar espirituales y después volverse en el exercicio de sensuales. Hállase empeñado el que tiene opinión de espiritualcon la reputación de ser bueno, y con el gusto de ser malo y ia que no puede ni quiere vencer a lo malo con lo bueno, dexando por lo bueno a lo malo, quiere esforzar y defender que lo malo es bueno o que lo bueno puede concurrir o concurre y se abraza con lo malo.
De aquí han sucedido las caídas de los alumbrados de sí y de Dios dasalumbrados, a los quales su Divina Magestad permite, que porque hazar impura a ña pureza de la Ley y con la capa de santidad fomentar sus vicios, den en las manos del castigo y de larectitud de la justicia del Santo Oficio, dónde purifican o pagan justamente su pecado.
Es pues cierto que el bueno no puede pecar gravemente, quedando bueno; esto es no se compadece pecar, holgarse y entretenerse en los vicios y resplandecer al mismo tiempo en las virtudes. A este género de gente devío reprehender el Santo Elías quando dezía al pueblo: Usque que (sic)claudicatis in duas partes (¿hasta cuando andareis torpes de ambos pies y caiendo a entrambas manos), pudiendo con alguna delgadeza y propiedad aplicarse al discurso, pues quando el falso espíritu él se inclina alo malo, por entretener el vicio, cae y tropieza azia allí, y quando se inclina a la virtud aparente, paras defender el crédito, le parece que se levante, y es caídas porque se haze un hipócrita muy fslso, de un vicioso cubierto, de suerte que parece que es andar y caer de uno y otroprecipicio, y así como dize el Señor, impossible es servir, asistir y agradar a dos señores, y más tan encontrados como Dios y el Mundo, lo bueno y lo malo, la virtud y el vicio, lo espiritual y lo carnal. Escoja el hombre uno o otro. O servir a Dios o a Belial, porque a ambos es impossible, y así vereis que el escandaloso más perdido y relaxado se salva de la censura de la fe porque entretenido en el vicio, conoce su pecado, aunque se dexa vencer de su flaqueza, y desengañado el entendimiento, Dios suele suspender el castigo hasta que se rinda, y arrepienta la voluntad, pero el falso y fingido espiritual cae con tan terrible caida, porque passa el error de obrar al entender, y se quiere tener por fuerte y bueno,siendomuy perdido y malo, y con esto del primer error de la voluntad, por el delite passa al segundo de la fe (‘) por la sobervia

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