3/8/08

CAPÍTULO III DISMUNICIÓN DEL TRABAJO EN LAS OPERACIONES MENTALES.

Hallazgos generales.
Suponiendo que puede conservarse con bastante constancia la motivación puede demostrarse que la velocidad y la precisión se reducen a media que continúa el trabajo. Tareas tales como la multiplicación mental de los números de dos o tres cifras, y recitar el alfabeto repetidamente hacia atrás y recordar de memoria palabras o sílabas, produce muestras de fatiga en una hora. Igualmente aparecen señales de calentamiento y esfuerzos supremos finales. Es evidente que en algunas tareas mentales los efectos prácticos restan importancia al grado de fatiga y exageran los efectos del calentamiento, pero experimentos controlados muestran claramente que los fenómenos de calentamiento y disminución de trabajo son tan comunes en las operaciones mentales como lo son en el trabajo físico.
Como en el caso del trabajo físico, los períodos de descanso retraen el contenido de la disminución del trabajo. Parece que, en general los descansos cortos y frecuentes son más eficaces que los grandes. Un periodo de descanso demasiado grande perturba de muchas maneras el trabajo mental, porque la persona pierde la continuidad de la tarea o pierde el humor necesario para continuarla. En general, parece que son beneficiosos los descansos alrededor de cinco minutos de duración. El porcentaje real de descanso requerido el trabajo mental probablemente sea menor que el requerido para el trabajo físico. En condiciones discrecionales, el trabajo físico pesado requiere al menos que se descanse el 61,7% del tiempo si se requiere alcanzar la mayor eficacia. En la práctica industrial real esta cifra sería demasiado baja indudablemente para el trabajo físico, pero sería amplia para las formas comunes para el trabajo mental.
Un autor considera el grado de dedicación a una tarea como focos para determinar las pausas del descanso. Desarrolló un método para medirla y halló que es mayor en el trabajo de oficina (del 50 al 100%) que en el trabajo manual (del 30 al 60%). Aunque el trabajo de oficina puede no fatigar físicamente, el elevado grado de dedicación que implica debe considerarse seriamente. El autor recomienda que se establezcan breves interrupciones (cinco o diez minutos), debido a que la recuperación es rápida para los efectos de la fatiga resultante de la inferencia psicológica de una tarea.





Experimentos sobre fatiga mental
Para someter la teoría de la fatiga mental a una prueba definitiva, una experimentadora se impuso la tarea de multiplicar números de cuatro o cinco cifras. Después de realizar un pequeño entretenimiento para alcanzar más destreza, hizo problemas de este tipo cuatro días sucesivos continuamente durante doce horas. El tiempo medido por problema fue de nueve minutos y medio el primer día y siete minutos y medio el último, indicando esto que no arrastró un saldo perjudicial de un día al siguiente. La mejora ocurrida puede atribuirse a la práctica. Comparando el tiempo por problema invertido al principio del día con el invertido al final, hallamos que se elevó de 5 a 11 minutos. Lo notable de este experimento es que la reducción de la eficacia fuese tan pequeña. No se puede suponer que ocurran casos similares de resistencia en la industria, porque no se alcanza un grado elevado de motivación, teniendo una persona que ganarse la vida realizando sus deberes día tras día. De hecho, otros experimentos no han podido duplicar esta pequeña cantidad de disminución en el trabajo mental.
Puede considerarse lo realizado en el caso anterior como un hecho poco corriente, logrado bajo una alta motivación y no como típico caso de resistencia mental. Otro investigador que deseaba probar la aptitud del cerebro para mantener la actividad comenzó a trabajar en problemas de multiplicación mental a las once de la noche. A las tres de la mañana estaba tan cansado que necesitó la ayuda de su mujer para irse a la cama. Su tiempo de resolución de problemas aumentó cinco veces durante las cuatro horas que fue capaz de trabajar. Sin embargo debe señalarse que este investigador comenzó el experimento después de un día de trabajo agotador en la oficina, de modo que las dos situaciones no son totalmente comparables. Este último experimento demostró también que la fatiga mental puede alcanzar un grado tal que el trabajo mental y la concentración sean totalmente imposibles. Cuando se alcanzó este punto en el experimento, ningún esfuerzo fue suficiente para reavivar los procesos mentales.
Aunque cualquiera puede deducir fácilmente su propia experiencia de que la fatiga mental existe, hubo un tiempo en que no se tuvo en cuenta el fenómeno, debido a que se creía que toda fatiga era puramente muscular por naturaleza. La fatiga producida por el trabajo mental se explicaba por medio de la suposición de que existían suficientes concomitancias musculares (escritura, movimiento de los ojos y postura de atención) para explicar la fatiga, hemos visto que existe la fatiga mental aún cuando el cuerpo esté inactivo y no se utilicen los ojos ni las manos. Otra razón para realizar experimentos de este tipo es demostrar que la actitud y la carencia de motivación por sí solas no pueden explicar la disminución en el trabajo mental.
Cambios fisiológicos en el trabajo mental
Nunca se ha dudado seriamente de la existencia de la fatiga muscular porque ha sido posible demostrar la presencia de productos de fatiga al activar los músculos. Suponiendo que la verdadera fatiga mental existe es razonable que deben hallarse productos de fatiga en el cerebro o en algún tejido nervioso. El descubrimiento de productos de fatiga en el tejido nervioso se retrasó durante algunos años, debido a que los cambios químicos en el metabolismo de nervios eran demasiado pequeños para que se pudiesen medir. Sin embargo métodos muy refinados para medir el calor, el consumo de oxigeno y la producción de anhídrido carbónico han hecho posible demostrar el aumento del metabolismo cuando funciona el tejido nervioso. Se ha demostrado que hay un metabolismo en reposo, un metabolismo en actividad y una redución del funcionamiento de los nervios con el uso continuo.
Esta reducción es la que demuestra que existe la fatiga. Reduciendo la magnitud de las repuestas de los nervios, esta propiedad de la fatiga evita el agotamiento de aquellos.
Ford ha informado sobre los cambios fisiológicos producido por las operaciones mentales y no relacionadas con los factores emocionales.
Utilizo un indicador electrónico, que perfeccionó para medir los cambios en el funcionamiento del corazón. Se pedía a los sujetos, que estaban tumbados y relajados en catres, que realizasen mentalmente problemas aritméticos durante un perido de veintisiete minutos, con intervalos alternos de trabajo y descanso de tres minutos. Para eludir los cambios producidos por las contracciones musculares concomitantes se tomaron de los músculos respuestas eléctricas, que incluso indicaban contracciones nerviosas musculares. Con estos experimentos cuidadosamente controlados, se halló que:
1) La producción eléctrica del corazón aumentaba el 6%
2) A medida que el trabajo continuaba la mayoría de los sujetos mostraban una disminución de producción que representa la adaptación al peso del trabajo.
3) La mayoría de los sujetos mostraron un ritmo más rápido del corazón durante el trabajo mental que durante el descanso.
El hecho de que existiesen diferencias entre el trabajo mental y las pausas de descanso, demuestra que el trabajo mental, como el esfuerzo físico, produce un efecto sobre el ritmo del corazón. La relación entre el trabajo y el descanso de la última mitad del periodo experimental difirió del de la primera, evocando los efectos acumulativos, tan comúnmente relacionados con el fenómeno de la fatiga.
Demostrada la existencia del metabolismo en los nervios el concepto de la fatiga mental tiene una base más real. No debe desdeñarse el hecho de que muchos de los fenómenos relacionados con el trabajo mental están sujetos a los factores emocionales e influidos por las actitudes, los intereses y la salud mental
El trabajo que requiere una vigilancia y una atención constante está sujeto a interferencias conocidas como bloqueo (blocking).
La mayoría de las personas han observado que, al sumar una columna de números, alcanzan escalones momentáneos en los que se repite una suma repetida veces antes de alcanzar la próxima. Luego, por algún tiempo, se dan cuenta de que pueden saltar de un número a otro en una sucesión tranquila hasta que supere otro bloque. Puede observarse el mismo efecto si se intenta repetir varias veces la palabra “banana” Los bloqueos tienen una duración de segundos y pueden darse varios por minuto.
El fenómeno del bloqueo mental llega a ser objetivamente evidente si medimos los resultados continuos del trabajo mental. Si se pide a una persona que mencione una serie de colores, los antónimos de una lista de palabras o realice una serie de sumas, y si se registran sus respuestas en un cilindro giratorio, de manera que cada respuesta haga una señal, se puede observar que estas señales se agrupan irregularmente. Se producen rápidamente unas pocas de respuestas y luego hay un retraso, seguido de otra serie de respuestas. Estos registros muestran que las repuestas o se dan muy juntas o se dan muy separadas.
Los bloqueos o lapsus en la realización están relacionados con la omisión de errores. Los errores en Aritmética suelen ocurrir en los puntos donde se dan los bloqueos. Los bloqueos largos no sólo producen errores sino que retrasan materialmente la velocidad de trabajo. En los trabajos que se requiere una vigilancia constante pueden causar accidentes.
Existen amplias diferencias entre las personas respecto a la duración de estos bloqueos mentales, así como a la frecuencia con que ocurren los mismos. El número de bloqueos varía de dos a seis por minuto en diferentes personas. Los individuos que tienden a trabajar con lentitud en test experimentales suelen ser también los que tienen bloqueos largos o frecuentes.
El bloqueo actúa probablemente como un método automático de descanso, por esta razón. Una actividad que requiere atención puede proseguir con sólo breves interrupciones. El trabajo continuo, sin embargo produce un incremento en la duración y en la frecuencia de los bloqueos, y este fenómeno, probablemente explica la disminución en el trabajo mental, que a medida que continúa el periodo de trabajo. Aunque el bloqueo mental es un fenómeno especial en sí mismo, el hecho de que los bloqueos aumentan la duración y frecuencia, hace que este fenómeno sea un aspecto más de la fatiga.

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