22/6/10

ESPAÑA ES DIFERENTE

Allá por el siglo V antes de Cristo, los griegos y sus colonias, se extendían desde el mar Egeo y se diseminaban a lo largo de la costa del Mediterráneo, desde España y Francia hasta Asia Menor. Muchas de las colonias griegas fueron más ricas que las ciudades “madres” del continente y además fueron cuna de muchos sabios y científicos.
Todos hablaban lo que hoy, con muchísimas modificaciones a lo largo de la Historia, conocemos como lengua griega, pero con una variedad de dialectos como el jónico-ático, hablado en Atenas y la Jonia del Asia Menor, el eolio, extendido por algunas regiones del Asia Menor, el arcadio chipriota usado en la isla de Chipre y la Arcadia en el Peloponeso y por último el dorio, el eleano y otros lenguajes del noroeste de Grecia que se extendía por Epiro, Etolia, y lugares restantes.
Cuando Filipo de Macedonia en el siglo IV a.C. consigue la unificación política de Grecia, se hace necesario agrupar todos estos dialectos para conseguir una mayor posibilidad de comunicación entre todos los griegos y sus colonias.
Se unen todos y se crea, una lengua igual o común para todos. Precisamente así se le denominó: común o coiné (en griego).
Era el elemento de comunicación necesario e imprescindible para que todos los griegos, se entendiesen desde Asia hasta España, y constituía el vínculo que unía a las colonias con las ciudades del continente.
La evolución de esta lengua a lo largo de la Historia ha originado el griego moderno.
España, aunque a muchos les pese, es diferente, tiene una lengua común: el español que no deja de ser un latín modificado o un dialecto del mismo como a mí me gusta llamarle.
También tiene otras lenguas que enriquecen su patrimonio cultural y lingüístico. Éstas deben de conservarse y aumentarse en la medida de lo posible. Pero no olvidemos que el español lo hablamos más de cuatrocientos millones de personas y, con toda justicia, lo podemos calificar como la coiné moderna, dado que es una lengua común.
¿Pero nos sirve como a los griegos para entendernos todos los que lo hablamos? ¡No, ni mucho menos! Por desgracia, dadas las posturas políticas y demagógicas de algunos dirigentes, sólo sirve para desunirnos y crear rencores entre unas regiones y otras.
Buen espectáculo han dado en el Congresos sus señorías utilizando traductores de lenguas hispánicas, pero no comunes. Ha resultado grotesco ver a un andaluz de un pueblo de Córdoba, hablando a otro andaluz que se vale de un traductor para entenderlo. ¿Qué habrán pensado de nosotros el resto de hispanohablantes?
No le encuentro otra expresión sino risible. Digno de risa, cuando no esperpéntico, sería si el trabajo innecesario del traductor no se costease con nuestros impuestos.
En eso gastan el tiempo y el dinero los políticos.
Pero, como hubo una ministra, también de un pueblo de Córdoba, que dijo que el dinero público no era de nadie, por eso podemos despilfarrarlo, aunque estemos en una situación tan precaria como la que nos agobia.
Fue un reclamo turístico de la época de Franco: España es diferente. Se identificó con la dictadura, pero los políticos demócratas que tenemos lo han remozado y puesto de moda.

Manuel Villegas Ruiz
Dr. en Filosofía y Letras (Gª e Hª)

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