Cuando una persona anda sin rumbo fijo, errática, caminando en círculo, no tiene sentido de la orientación, desconoce hacia dónde se dirige, ha perdido el norte y no sabe el final de su camino decimos de ella que anda desnortada, extraviada o que no sabe en qué lugar se encuentra.
Por desgracia para todos los españoles eso le ocurre a Zapatero, casi desde que es presidente del Gobierno de España. Para nuestro infortunio tenemos un timonel que ha perdido la brújula y no sabe en qué lugar se encuentra la Estrella Polar.
Dudo de que cualquier país democrático haya tenido alguna vez en su historia un presidente tan inestable como el que sufrimos.
Estamos saciados de sus contradicciones de sus “sí pero no”, “jamás sufrirán menoscabo los más débiles”, “no daré un paso atrás”, “este Gobierno no da bandazos”.
De todo eso se está desdiciendo ahora. Manifiesta claramente que no sabe qué camino seguir. Se lo han de marcar los nacionalistas, los sindicatos, los organismos internacionales, Obama y, según cuentan, hasta el presidente de China le ha llamado la atención.
Ha quebrado la palabra dada una y mil veces. Se ha ciscado en lo dicho en incontables ocasiones.
Sería un ejercicio de investigación periodística bucear en las hemerotecas y en los diarios de sesiones del Parlamento y anotar las múltiples veces que ha incumplido su palabra. Su credibilidad quedaría totalmente anulada.
Pero los que nos causa mayor preocupación a los que estamos bajo su férula es que parece que no es consciente de las cosas que dice y por eso, él mismo se desautoriza, al minuto siguiente expresando lo contrario de todo lo que ha pronunciado antes.
Da la impresión de que ha perdido el sentido de la realidad. Parece que vive en un mundo ilusorio en el que no hay más que rosas con perfumes agradables pero sin el dolor de las espinas.
Siempre hemos dicho que rectificar es de sabios, pero claro rectificar innumerables veces hace sospechar que quien se equivoca tanto y se enmienda a sí mismo constantemente posiblemente no sea un sabio.
Lo han obligado a tomar con firmeza el timón de la nave española. Ha decretado medidas contra los más débiles, pero aun sigue con su “sí pero no”.
Se podría hacer la cuenta de cuantas veces ha rectificado desde que Obama lo llamó. La antepenúltima ha sido la del ajuste presupuestario de los Ayuntamientos y, cuando la ministra Salgado rectifica le echa la culpa a los del B.O.E. La penúltima Zapatero y Cháves corrigen a Salgado y el remiendo ha sido correcto ¿Cuándo será la última?
Cuando de pequeño estaba en el colegio, si había un niño que se equivocaba constantemente y rectificaba sin parar las respuestas que le daba a las preguntas del profesor, inmediatamente el resto de la clase lo tildábamos de torpe y con ese apodo se quedaba mientras permanecía en la escuela.
¿Estaremos ante uno de estos casos?
Manuel Villegas Ruiz
Dr. En Filosofía y Letras (Gª e Hª)
22/6/10
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