22/3/13

EL HECHO DE FUENTEOBEJUNA



Ni que decir tiene que no voy a hacer un juicio histórico sobre La obra de Lope de Vega “Fuenteovejuna”, ya que su autor no es historiador, sino dramaturgo.

Por ello, intento dilucidar de qué manantiales realmente auténticos se vale el comediógrafo para construir una obra que sea representable, atraiga al público y consiga su beneplácito, y cómo transforma estos sucesos históricos para construir su pieza teatral.

Lope es un autor que quiere hallar temas pasionales, asuntos que entusiasmen a los de su generación lo mismo que los literatos de cualquier momento lo pretenden para granjearse el favor del público.

Los dos conceptos que intenta inculcar en los hombres de su época son: el origen divino de la realeza y el honor de la persona humana.

-La honra, el honor, lo cifra en la honestidad de las mujeres y la defiende en esta misma pieza teatral de tal manera que es el eje principal de ella.

-Es tal su deseo de imbuir en el público la idea del origen divino de la realeza y que expone en sus obras teatrales que, para él, el Rey está por encima del bien y del mal y, por lo tanto, el pueblo no tiene ninguna razón para criticar las actuaciones de los reyes, por ello en “El Rey D. Pedro en Madrid”, llega a afirmar: Son divinidad los reyes.

Es más, aunque sea un pérfido; por representar a la Divinidad, no sólo debe prestársele obediencia, sino también, como a ésta, adoración, pues en la misma composición referida, expone:

Que es deidad el rey más malo

En quien Dios se ha de adorar.

Como ideas colaterales, aunque no totalmente secundarias, expone otras dos: Una, consecuencia de la anterior, la justa venganza que se toma el pueblo levantado en armas, de tal manera enfurecido, que no pone freno a su furia hasta que no infringe al Comendador una cruel muerte, ensañándose con su cuerpo, ya exánime.

La otra es el juramento de silencio, una especie de omertá por el que se ha confabulado todo el pueblo, hombres, mujeres y niños, para no dar a conocer los culpables de la perpetración del horrendo crimen.

Estos dos, son los conceptos que más han perdurado desde que se estrenó la obra y dudo que el mismo Lope pudiese suponer que esta pieza teatral que, a no dudar, para él sería una más de las muchísimas que produjo, iba a perdurar a través de los siglos y tendría tanta difusión, aún allende nuestras fronteras.

De la muerte que los lugareños infringen al Comendador se ha hecho bandera de justa reivindicación de un pueblo oprimido que se levanta en armas para sacudir el yugo que lo atenaza.

El silencio de los habitantes de la villa, ante las pesquisas del juez enviado por los RR.CC. a investigar el crimen y encontrar al culpable, se ha hecho tan proverbial que hasta hoy día se emplea la frase: Como en Fuenteobejuna, todos a una, para indicar que hay que acometer un trabajo todos unidos o que no se puede revelar quien ha llevado a cabo un hecho determinado.

Los documentos que hemos consultado nos ilustran sobradamente sobre esa pretendida ansia de libertad de un pueblo, cosa no en consonancia en el siglo XV, y sobre quién o quiénes manejaron los hilos de la sublevación popular y qué intereses nobiliarios se ocultaban tras los furibundos aldeanos.

EL LUGAR Y LOS HECHOS

El marco local en el que se desarrolla el motín del pueblo es la villa de Fuenteobejuna, que pertenece a la provincia de Córdoba y el momento histórico es en la noche del 22 al 23 de abril del año 1476.

Este pueblo, en dicha época no pertenecía a la jurisdicción de Córdoba, pues el Rey Enrique IV, como señor de Castilla, la había entregado al Maestre de la Orden de Calatrava, D. Pedro Girón, además de Morón, Belmez y todo el término que se dice Espiel, el lugar más grande que había en la tierra de Córdoba.

En el año de la acción, ostentaba el poder de esta villa el Comendador Mayor de Calatrava D. Fernán Gómez de Guzmán quien, según expone en su obra Lope, la poseía tiránicamente, abusando de sus vasallos a los que imponía gravosos impuestos e infringía vergonzosos agravios en lo que peor podían sufrir sus habitantes, es decir, en el abuso sexual de sus mujeres, a las que, como un fauno rijoso, poseía lujuriosamente.

Cuando los RR. CC. conocen la muerte de Fernán Gómez de Guzmán, mandan al lugar un juez pesquisidor para que averigüe el caso y mande justamente castigar a los perpetradores del mismo. Éste se va a encontrar con el silencio hermético de todos los habitantes de la villa, pues ni los niños, ni las mujeres, ni los ancianos, ni, qué decir, el resto de los habitantes, están dispuestos a revelar la identidad de los instigadores de la acción.

A grandes rasgos, la pieza teatral de Lope llega hasta aquí.

LAS FUENTES UTILIZADAS POR LOPE

El autor no es coetáneo del lance histórico. Éste ocurre, como ya he dicho en la noche del 22 al 23 de abril del año 1476, y Lope, modificándolo, lo recoge como argumento de su obra de teatro que se estrena aproximadamente ciento cincuenta años después, cuando ya estaría más que olvidado en toda Castilla y que, cuando ocurrió, aunque tuvo su resonancia, quizá se consideró como un episodio más de la lucha por la Corona que sostuvieron los Reyes Católicos contra Juana la Beltraneja.

-La primera y que personalmente considero más fidedigna, dado que es contemporánea a los hechos, es la Crónica del reinado de Enrique IV, escrita por Alonso de Palencia que vivió entre los años 1423 y 1492. Solamente hay una nota discordante en ella y es que llama al Comendador Fernán Ramírez de Guzmán en lugar de Gómez de Guzmán.

Alonso de Palencia nos describe al Comendador de manera diametralmente opuesta a como lo hace Lope y el mismo Rades de Andrada, del que hablaré más adelante, ya que dice de él que era nobilísimo guerrero y estimadísimo con justo título del rey, por sus muchos servicios a la corona, como esforzado adalid y tenaz perseguidor de los aliados del portugués.

-El otro cronista, ya mencionado, es Francisco Rades de Andrada que en el año 1572, es decir, casi un siglo después compone su Chorónica de las tres Órdenes de Cauallería de Santiago, Calatraua y Alcántara. Éste posiblemente influido, por la impunidad en que dejaron el crimen los Reyes Católicos, la difamación popular que, a no dudar, recaería sobre Fernán Gómez de Guzmán y porque no consultó la obra de Palencia, cosa que no creemos posible, o por algún otro propósito, hace una descripción del Comendador que no concuerda en nada con la de éste y nos lo muestra como un ser prepotente y despreciable diciendo de él: Hizo tantos y tales agravios a los vecinos del pueblo...; ...se les comía sus haciendas y les tomaba por fuerza sus mujeres.

Pienso que Lope, entre otras muchas fuentes que no expongo, se inspiraría en la crónica de Rades de Andrada.

LOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y SITUACIÓN REAL DE CASTILLA EN EL MOMENTO DE LA REBELIÓN

Hay unas circunstancias históricas que deben ser tenidas en cuenta pero que no expongo por no resultar tedioso, pero sí hay que que los habitantes de Fuenteobejuna son apoyados por Córdoba en la sublevación contra su señor, como más adelante veremos.

La inquina de D. Alonso de Aguilar, Alcalde Mayor de Córdoba, contra Fernán Gómez, seguramente, no era por motivos personales, sino debida al deseo del cordobés por traer a esta villa al dominio de Córdoba por la importancia económica que Fuenteobejuna tenía en aquellos momentos.

Este pueblo era uno de los más poderosos dentro del reino de Córdoba. Contaría con, aproximadamente, cuatro mil habitantes, la capital tendría posiblemente sólo unas seis veces más. Era un centro eminentemente ganadero y por la magnitud de su producción de lana, los precios de ésta se fijaban en la capital por los que rigieran en la villa.

No olvidemos el gran predicamento del que la Mesta gozaba entonces y la fuerza y poder que ostentaba. También hemos de tener en cuenta que, además de la mencionada fuente de riqueza, así de la lana, como de los productos derivados de las ovejas, otra de sus actividades de gran consideración era la explotación de las colmenas.

Esta actividad apícola, posiblemente fuese la más importante llevada a cabo por sus habitantes desde la más remota antigüedad, pues Plinio, en su descripción de la Betruria, llama a la villa Fons Mellaria, es decir, Fuente de la miel.

Rades expone la rebelión como una explosión popular de ira por el ansia de vengar los ultrajes que el Comendador les infiere a los lugareños. No es admisible que, así sin motor alguno, un pueblo entero se alce en pie de guerra, sin que nadie lo dirija. No podemos pensar que la rebelión se gestase por generación espontánea, ni mucho menos que, una vez realizada la acción y consumada la venganza, no hubiese unos dirigentes, ya en el pueblo, ya fuera de él, con fuerza suficiente para aglutinarlo, bien por miedo, bien por recompensa, para que todos a una, hombres, mujeres y niños, guardasen un hermético silencio y prefiriesen sufrir tortura antes que delatar al cabecilla o cabecillas que lo instigaron a levantarse en armas.

Córdoba, en su deseo de hacerse con le villa llegó a tomarla con anterioridad al hecho y hubo, por lo menos, dos intervenciones armadas en las que intentaron arrebatársela y no lo consiguieron.

APOYO DE CÓRDOBA AL LEVANTAMIENTO DE FUENTEOBEJUNA

Enrique IV, en 1465, autoriza a Córdoba el derecho de rebelión a mano armada para recuperar los lugares de Gahete, Hinojosa, Fuenteobejuna y Belmez.

Los RR.CC. en 1475 contestan a una carta del Concejo de Córdoba en la que les pedía que no enajenaran ni apartaran de la ciudad sus villas, castillos, etc. accediendo a dicha petición y además, cosa muy importante, que, cada vez que sea necesario, vayan contra quienes atenten contra dicha propiedad.

En el año 1476, Alonso de Aguilar es ya el dueño de facto de Córdoba. Es el año de la rebelión de la villa que, para nuestro juicio, fue preparada, dirigida y comandada, aunque en la oscuridad, por este señor tan poderoso que entonces regía los destinos de la ciudad y, a no dudar, querría conseguir lo que su padre, D. Pedro, no pudo y llevaría a cabo su acción de forma solapada y astuta para que su nombre, por si hay represalias, no aparezca involucrado.

LA REBELIÓN Y TOMA DE POSESIÓN POR CÓRDOBA

El alzamiento, como ya hemos dicho, se llevó a cabo en la madrugada del 22 al 23 de abril de 1476. El día veintiocho del mismo mes y año, o sea, cinco días después, se extienden dos documentos por el Concejo de Córdoba en la Venta del Vado, lugar próximo a Fuenteobejuna. Uno de ellos es una carta de procuración otorgada a Pedro Rodríguez Cobo quien, como Procurador de Córdoba, actuará, en nombre de ésta en la toma de posesión de la villa. En el mismo documento se le dice que presente ciertas cartas de los Reyes Católicos sobre la restitución de las villas y fortalezas de Córdoba, ante en Concejo de la villa. El otro documento, el más interesante, es respuesta a una carta enviada por el Concejo de Fuenteobejuna a Córdoba con P. Méndez de Sotomayor, Juan de Sotomayor y el Bachiller de Cea que contestaba a otra carta enviada por Córdoba con anterioridad. La carta de contestación de Córdoba, entre otras cosas dice:

... y porque los dichos veinticuatro Pedro Tafur y Juan de Berrio llevan las escrituras que pedís, atiendan a lo que van a exponerles, pues decís que tanto deseáis el servicio del Rey y Reina...

Pues bien, de Córdoba a Fuenteobejuna, en aquellos tiempos, había dos jornadas de camino; si el día veintiocho de abril, es decir, cinco días después de la revuelta, hay comisionados de Córdoba en la Venta del Vado, quiere decir que éstos han debido salir de la ciudad, como muy tarde, el día veintiséis, al recibir noticias de Fuenteobejuna. Éstas debieron de ser enviadas, a más tardar, el día veinticuatro, o sea, un día después de la rebelión; pero son la respuesta a otra carta remitida por Córdoba al Concejo de Fuenteobejuna, la cual parece obvio que debió salir de Córdoba antes del motín, dada la proximidad de las fechas. ¿Qué decía la primera carta de Córdoba? ¿Era una garantía de apoyo a la proyectada revolución? ¿Era una promesa de ayuda, o la portaban hombres armados de Córdoba que actuaron entre los de la villa, en el momento de la sedición? ¿Son éstos los incitadores de los que nos habla Alonso de Palencia?

No sólo D. Alonso de Aguilar y el Concejo cordobés estaban interesados en la ocupación del pueblo, también el Cabildo Catedralicio tenía cuentas pendientes con el Comendador, pues el Obispo de Córdoba, D. Pedro Solier había conminado al Comendador y a su hermano a que le devolviesen los diezmos eclesiásticos de los que se habían apropiado indebidamente. Por eso, una vez tomada la villa por Córdoba, el treinta de abril de 1476, D. Juan Martínez, beneficiado de la iglesia de S. Pedro de Córdoba y vicario, se dirige al Concejo de Fuenteobejuna en reclamación de ochocientos mil maravedíes en concepto de los diezmos de pan, de menudo y de vino que el Comendador ha retenido injustamente en su poder y, dado que éste ha muerto y sus bienes han sido secuestrados por el este Cabildo municipal, a él se dirige el mencionado Juan Martínez para reclamarle el importe mencionado.

Hay dos poderes muy fuertes interesados en que Córdoba recupere Fuenteobejuna.

Son el Cabildo Municipal y el Cabildo Eclesiástico.

Por ello, considero que la rebelión fue tramada, alentada, financiada y realizada, aunque en la sombra, por Córdoba y que Lope, como dramaturgo compone una magnífica obra que ha tenido repercusiones mundiales, pero que históricamente no se corresponde con lo que realmente ocurrió.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es que los Caballeros Veinticuatro de Córdoba, así como los Jurados y los Corregidores enviados por el poder real, antes de tomar posesión de su cargo habrían de defender los derechos de Córdoba a la posesión de Fuenteovejuna.

Como prueba de ello espigaré de las actas capitulares algunos de los momentos de la toma de posesión de varios caros municipales:

D. Diego de Córdoba, el 12-5-1533, ratifica el juramento como caballero veinticuatro y el depleito homenaje que, en su nombre, efectuó en otro momento, el también veinticuatro Francisco de Valenzuela “…guardando en ello prençipalmente el seruiçio de Dios nuestro Señor e de sus majestades e el bien e provecho e la dicha çibdad de Córdoba e su tierra e las pramáticas e ordenanzas de esta dicha çibdad, los buenos usos e costumbres de ella en espeçial la hordenança que hablan en razón del vino de fuera e de ser en defensa de los términos e jurisdición de esta çibdad en espeçial de la villa de Fuentevejuna…”.

El 8-10-1533, Pedro Guajardo y presenta una provisión de Sus Majestades firmada por el Señor Emperador por la cual le nombra jurado. “…guardando el seruiçio de Dios e de sus majestades e el bien e provecho de la dicha çibdad en especial la hordenanza del vino de fuera e será en defensa de los términos e jurisdiciones de esta çibdad en espeçial de la villa de Fuente Vejuna e terna el secreto del cabildo…”.

Como última muestra para no ser oneroso citaré otra más:

El 23 de mayo de 1535 son nombrados el licenciado Molina como Alcalde Mayor y Rodrigo de Narváez como Alguacil Mayor y ambos juran:

“…e de guardar las preminençias de los caballeros del cabildo e las ordenanzas en espeçial la que habla en razón del vino de fuera e ser en defensa de los términos e juridiçiones de esta çibdad en espeçial la que habla en defensa de la villa de Fuente Vejuna…”

Otra pregunta ¿A qué acuerdo ha llegado la Orden de Calatrava con Córdoba, cuando su Comendador, Gonzalo Fernández de Córdoba, para tomar posesión de su cargo de Caballero Veinticuatro ha tenido que jurar, como el resto de los componentes del Cabildo municipal, que defenderá el derecho de que Fuenteobejuna siga perteneciendo a Córdoba?

Considero que hay demasiadas razones documentadas para pensar que la rebelión de Fuentebejuna no fue un hecho espontáneo, sino que estuvo, preparado, comandado y dirigido por la ciudad de Córdoba, su Alcalde Mayor, Alonso de Aguliar y por el Cabildo eclesiástico.



Reitero: Lope no es historiador, sino dramaturgo.

Manuel Villegas Ruiz

Dr. En Filosofía y Letras (Gª e Hª)

OBAMA BIEN VALE UNA ORACIÓN







La Historia cuenta que Enrique IV (1553-1610) de Navarra (su tierra natal) quiso ser rey de Francia, pero topó con el impedimento de que él no era católico. Entonces, pronunció su célebre frase: “París bien vale una misa”, indicando con ello que estaba dispuesto a convertirse al catolicismo para que le dejasen acceder al trono francés. Este rey bien mereció el nombre de felón que era con el que se designaba en la Edad Media a aquellas personas que cometían traición, bien a sus compromisos materiales, bien a sus ideales.

Nuestro Presidente Zapatero, cuantas veces tiene ocasión, manifiesta su irreligiosidad y falta de creencias en cualquier Ser Superior. Es más, hace todo lo posible para arrancar del pueblo que gobierna cualquier idea religiosa y sobre todo si es cristiana.

A una persona que piense así y sea consecuente con sus ideas hay que respetarla, lo mismo que esa persona debe también respetar a las que opinen lo contrario.

Cuando se tiene una convicción y se hace de ella un modo y un estilo de vida hay que defenderla cueste lo que cueste, si se es inflexible con uno mismo.

No se puede estar al albur de lo que venga ni al socaire de lo que caiga. Taxativamente, la persona que tiene unas creencias sean del tipo que sean y quiere hacer de ellas su modo de vida y bandera de su existencia, ha de mantenerlas contra viento y marea, ya que si no se muestra a sí misma como un ser sin criterio y sin seguridad en aquello que preconiza y defiende.

Cuando el pueblo se refiere a este tipo de personas dice, muy gráficamente, que son unas veletas y que nadie puede confiar en ellas porque nunca se sabe qué rumbo van a tomar ni por dónde van a salir, ya que se mueven en la dirección del viento, por lo que sus criterios y opiniones no deben ser tenidos en cuenta.

He aquí que el Presidente de los EE.UU. ha invitado a nuestro Presidente Zapatero a un desayuno de oración, organizado por un grupo de presión integrado por cristianos ortodoxos (creo que de la rama católica), del más puro conservadurismo.

¿Qué va a hacer Zapatero? ¿Va a ser consecuente con sus ideas irreligiosas y perseverante con su forma de pensar y estilo de vida de no creyente y caballerosamente va declinar la invitación?

¿Va ser un felón y va a traicionar sus ideales, aquello que cree, defiende y pregona por doquier cada vez que tiene ocasión?

¿Va a traicionar a todos los que lo consideran como el baluarte más inamovible de la falta de fe en cualquier tipo religión y/o divinidad?

No hay que dudarlo. “Obama bien vale una misa”.

Nuestro ínclito Zapatero, haciendo gala de la falacia más detestable, va a echar por la borda todo aquello que defiende respecto a su falta de fe y contento como unas pascuas ha aceptado la invitación.

¿Dónde esta la consecuencia con sus ideales?

¿Dónde los principios inamovibles y las convicciones inalterables?

¿Por dónde se han ido?

Se han marchado por el camino de la conveniencia y la falta de escrúpulos.

Se han evaporado como una guedeja de niebla ante la fuerza todopoderosa del sol que gobierna EE.UU.

Una foto con Obama bien vale cualquier tipo de traición, aunque sea a la de renunciar a todo lo que ha preconizado en contra de la religión.

Bien, ya tenemos un Presidente felón e inconstante, pero por lo menos podría ser consecuente consigo mismo y aceptar la responsabilidad de sus propias decisiones.

Cuando le han preguntado que por qué va a asistir a ese desayuno de oración (los católicos le llamamos mañana de retiro espiritual), ha respondido con toda la desfachatez del mundo que le planteen la cuestión a quienes le han invitado. Que él no tiene nada que decir sobre ello.

¡Se habrá visto mayor descaro!

La responsabilidad de su decisión la descarga en sus anfitriones.

Sepa Vd. Señor Zapatero que las opciones propias e individuales son responsabilidad del que las toma no de quien las brinda.

Pero qué le vamos a hacer. Una foto con Obama, bien vale una misa.



Córdoba, 15-1-2010



Manuel Villegas Ruiz

LOS POLÍTICOS Y SUS PROMESAS









Los romanos, cuando querían manifestar que no se fiaban de la palabra de alguien expresaban el dicho siguiente: “Verba volant sacripta manent”, que puesto en castellano significa: “Las palabras vuelan, los escritos permanecen”. En nuestra lengua tenemos una expresión parecida: “Callen canas y hablen papales”. Con ambos términos, tanto los antiguos romanos como los actuales hispanos queremos decir que confiamos en que algo se cumpla si queda por escrito.

Posiblemente los romanos no estuviesen equivocados y tuvieran la certeza de que lo que estaba escrito llegaría a feliz término, puesto que los firmantes del mismo cumplirían lo comprometido en el documento. No nos ocurre lo mismo a los españoles con las promesas de nuestros políticos.

Estos, cuando inician las campañas electorales y toda su actividad se centra en una desmesurada avidez por conseguir el voto de los ciudadanos que transporte a muchos, desde la mediocridad o nulidad, hasta el poder y las prebendas, prometen, prometen, hasta que consiguen su propósito.

Una vez obtenido éste, se olvidan de todo lo que le han ofrecido al pueblo y sólo van a su avío y provecho y como se dice en la expresión popular: “Si te he visto no me acuerdo”.

Claro que nos han visto, nos han solicitado, nos han requerido, nos han importunado y hasta nos han hastiado con su afán desmesurado por obtener el mando que es sólo lo que les interesa.

¿Qué ocurrió con lo que tan machaconamente nos habían brindado? Pasó a la esfera de lo irrealizable, de lo incumplible de lo no factible, en una palabra, que nos utilizan a los ciudadanos según su conveniencia, sin ánimo ni propósito de satisfacer nuestras necesidades que es lo que nos prometen en sus programas electorales.

A lo largo de los años de democracia reciente que vivimos los españoles, pocos ofrecimientos hechos al pueblo por los políticos hemos visto que hayan llegado a buen puerto.

El falaz Tierno Galván decía que las promesas de las campañas electorales eran para no cumplirlas, desconsiderando y despreciando absolutamente a los ciudadanos a los que ofendía en su dignidad, ya que éstos les otorgan su voto a los políticos confiados en que llevarán a cabo lo que tan insistentemente prometen.

Haciendo memoria recordamos aquel famoso: “OTAN de entrada no”, pronunciado constantemente por Felipe Gonzáles y que, como entramos el ella, la agudeza del pueblo transformo en: “OTAN de entrada no, pero de salida tampoco”.

Desde este ofrecimiento hasta nuestros días ha sucedido un largo rosario de promesas quebrantadas y compromisos no cumplidos. No vamos a desgranar ahora cada oferta electoral hecha al pueblo y que, una vez conseguidos nuestros votos, los políticos no han cumplido.

Recordemos algunas de las más recientes y que más nos afectan a los ciudadanos, sin ánimo de ser exhaustivos y mencionar todas:

Nuestros mendaces políticos nos prometieron que la sanidad y las pensiones de los jubilados eran líneas rojas que no traspasarían nunca. También dieron su palabra de que doce de los vocales del Consejo General del Poder Judicial, de acuerdo con la Constitución serían elegidos entre los jueces y por ellos mismos.

Son simplemente tras botones de muestra de las muchas promesas incumplidas.

Los dos primeros, bien está que achaquen su inobservancia a la situación económica y a la herencia recibida, pero el tercero, así como otros más, no tiene que ver con el momento crucial que está atravesando nuestra Patria, es solo cuestión de voluntad que nuestros gobernantes sólo tienen para lo que les interesa. No quieren abandonar la opresión que ejercen sobre la Justicia, porque no desean que ésta sea independiente, sino que esté continuamente sometida a su férula, ya que son los jueces y sólo éstos los que con la Ley en la mano, pueden pedir responsabilidad a los políticos y juzgarlos según las tropelías y desmanes que cometen.

Hay dos casos, que recordemos, en la Historia en lo que los monarcas han sido juzgados y condenados por los jueces y consiguientemente ejecutados según la Ley.

Se trata de Carlos I de Inglaterra que fue decapitado el 30 de enero de 1649 y Luis XVI de Francia que también corrió la misma suerte el 21 de enero de 1793.

No entraremos en lo justo o injusto de su muerte, simplemente queremos resaltar que fueron los jueces quienes los condenaron.

Nuestros políticos no es que teman ser ejecutados según los atropellos que cometan. ¡No se llegaría a tanto! Temen que haya una Justicia que no esté sometida a su arbitrio e interés y que, llegado el caso, les aplique la Ley por las tropelías (malversación de fondos públicos, tráfico de influencias, nepotismos, y un largo etcétera) que llevan a cabo y de las que estamos saturados los españoles.

Queremos recordarles a éstos lo que hace mucho tiempo llevó a cabo un político y general romano por cumplir la palabra dada no a sus electores, sino a sus enemigos.

Marco Atilio Régulo, general romano y cónsul, luchó contra los cartagineses en la primera Guerra Púnica; vencido por éstos en el 256 a.C, le propusieron que marchase a Roma a negociar las condiciones de paz e intercambio de prisioneros ante el Senado, si antes daba su palabra a los que le habían vencido de que regresaría, aunque el Senado rechazase las estipulaciones.

Marco Atilio, aunque no aceptaba las propuestas de los cartagineses, se comprometió a volver, a sabiendas de que lo condenarían a muerte. Ciertamente así sucedió. Expuso al Senado romano las pretensiones cartaginesas y manifestó que no estaba de acuerdo con ellas, aconsejando que fuesen rechazadas. Así lo aceptaron los senadores y el general romano, para cumplir el compromiso dado, y en contra del deseo de sus amigos y familiares que le aconsejaban que no volviese a Cartago, regresó a esta ciudad. La muerte que padeció fue horrible, pero cumplió su promesa.

Nuestros políticos no morirán por llevar a cabo lo que nos ofrecen a cambio de nuestro voto, pero sí le pedimos a todos que no nos engañen más.





Manuel Villegas Ruiz













CORRUPCIÓN GENERALIZADA Y FRAUDE A HACIENDA




No deseo que nadie suponga que con estas reflexiones voy a defender o justificar ambas actitudes execrables de por sí, ni que intento explicar lo inaceptable.

Pretendo exponer la similitud y mimetismo que existen entre ambas rechazables por las personas honradas.

Es un tópico decir que para los españoles el tercer motivo de preocupación es nuestra clase política, pero ¿por qué?

La justificación es bien simple y del dominio público.

Elegimos a nuestros gobernantes para que se preocupen de todos los que les pagamos el sueldo, por cierto muy bueno. Pero, una vez elegidos ¿Cómo se comportan? ¿Cuidan el interés de los que los han aupado a ser los rectores del país? No.

¿A qué se dedican? Salvo honrosas excepciones a aprovecharse de su cargo y a lucrarse de lo que no es suyo, o sea, de los impuestos que, con tanto sacrificio pagamos los españoles. A discutir si son galgos o podencos y no solucionar los problemas que sufrimos los que habitamos en esta desventurada España.

No distingo entre una jarca política y las otras. Todas van por la misma senda. ¿Por qué?

Ya dijo cierta ministra que el dinero público no era de nadie, por ello se sigue que lo que no es de nadie cualquiera puede apropiárselo. ¿Quiénes son los que se benefician de él? Los encargados de dedicarlo a mejorar la vida de los contribuyentes.

Lo más inaceptable de todo es que no tiene un rechazo frontal y una actitud intransigente por parte de los ciudadanos. Se acepta como un decorado más del paisaje político en el que estamos todos incluidos.

El otro día en una radio oí decir a un periodista que el grado de corrupción de los políticos españoles era poco más o menos que aceptable ya que aún no se habían alcanzado las cotas que hay en los de nuestro entorno.

¡Habráse visto mayor pasividad ante un hecho inaceptable! ¡No señor! Un solo corrupto no se puede tolerar porque está lucrándose del dinero de todos y cada uno de los que con tanto esfuerzo se lo entregamos para que lo administren honradamente y con nitidez.

Por esta indiferencia es por la que los que roban nuestros dineros quedan impunes y no pagan con cárcel el delito cometido ni devuelven lo robado.

El fraude a la Hacienda pública ha sido, es y será, un deporte para todos los españoles que puedan ejercitarlo. Tampoco está mal visto por los demás. Tanto que lo toleramos sin denunciarlo ni hacer que los defraudadores paguen lo que nos hurtan, lo mismo que los políticos no sufren la pena por lo que de bobilis bobilis engrosa su bolsillo.

Pero, ¿Le podemos pedir cuenta a los que defraudan? Ya lo creo que sí, pero ocurre que el espejo en el que se miran, o sea, nuestros rectores, está tan sucio que no se reconocen como estafadores de los demás.

Si una edil carga al erario común el importe de un helado, ¿Cómo va a tener conciencia de que obra mal quien paga en dinero negro, no declara sus ventas, o explota a trabajadores sin que están debidamente legalizados y protegidos?

Si hay empresarios que no contribuyen por lo que ganan y se llevan el dinero fuera de España, ¿Le podemos exigir a un desempleado que haga una factura por una chapuza e ingrese el IVA a Hacienda?

De pequeño me enseñaron que había que respetar a los mayores en edad, saber y gobierno, si los mayores en gobierno no son dignos de ser respetados, ¿Se nos puede exigir que los respetemos?

Si el ejemplo que nos dan es tan deleznable, ¿Cómo podemos pedirle al pobre desempleado que cumpla su deber con el erario público?

Si estamos inmersos en un estado tal de corrupción, política, económica, empresarial y sindical ¿Quien o quienes son los responsables? Los rectores de esta desventurada España.

Hace falta una regeneración total comenzando por todos los empresarios, deportistas, dirigentes, políticos, sindicales, etc. para que el pueblo tenga un espejo digno en el que mirarse e imitar.



Manuel Villegas Ruiz

Doctor en Filosofía y Letras (Gª e Hª)

¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS?


España entera está escandalizada por lo ocurrido en pozuelo de Alarcón. No es sólo en este lugar donde suceden estas cosas, aunque en otros no se haya llegado a acosar acorralar, amenazar y agredir a la policía, destrozar ingente cantidad de mobiliario urbano e intentar quemar una comisaría de policía.

Son muchos los lugares de España en los que estos “inocentes” jóvenes con las juergas del botellón tienen amedrentados a los habitantes de un determinado barrio de una localidad.

La mayoría de los ayuntamientos optan por hacer la “vista gorda” y la mejor solución que ofrecen es acotar un lugar en el que los fines de semana estas “candorosas criaturitas”, den rienda suelta a sus instintos más abyectos, se emborrachen, se droguen, molesten a todo el vecindario, destrocen el mobiliario público y, como si hubiese pasado una piara de cerdos, dejan el lugar como una auténtica cochinera. Muladar que, después, han de limpiar los servicios de higiene de los ayuntamientos costeados por los dineros de todos los ciudadanos que no hemos tenido arte ni parte en ello, pero sí sufrido sus consecuencias.

¿Y nos quejamos de esto? ¿Nos rasgamos las vestiduras por estas vandálicas actuaciones?

¡Qué poca memoria tenemos para lo que queremos! Ya no nos acordamos de que Alfonso Guerra dijo que los socialistas iban a poner a España que no la conocería ni la madre que la parió.

También se nos ha ido de la memoria la famosa “movida madrileña”. Gestada, promovida, incitada, impulsada y alentada por Tierno Galván (si puede que descanse en paz donde esté) y que fue el germen del actual botellón y de tantos desmanes de nuestros jóvenes. Antes de ella no había botellón. Lo más, cuatro o cinco amigos se juntaban para comprar la bebida más barata en un supermercado y disfrutar de ella juntos, sentados en un parque o escalón de una vivienda. No dudamos en que los hemos visto casi todos.

Hemos perdido del recuerdo que “este viejo profesor” (el de que las promesas de las campañas electorales eran para no cumplirlas) influyó en la actitud desmandada de los jóvenes madrileños que, después se ha extendido por todo nuestro País.

Este benemérito e insigne prócer, ya no lo recordamos, desde una de las ventanas del Ayuntamiento madrileño, después de una perorata dirigida a los jóvenes del “foro”, les dijo: “¡Muchachos!: ¿Estáis todos colocados? ¿No? Pues a colocaros. ¿Qué alentó con ello?

Es incontrovertible que la responsabilidad de la educación es de los padres, pero también de los profesores, así como de nuestras autoridades, pero no olvidemos que el ser humano es un animal (con su parte, volitiva, intelectiva y espiritual, pero animal. La Evolución lo dice) y la mejor forma de enseñar a los animales, hasta ahora está demostrada es el palo y la zanahoria. Que se lo pregunten a los adiestradores de animales.

No somos partidarios del castigo físico, pero reconozco que un cachete, azote o un coscorrón a tiempo vienen de maravilla para corregir un capricho innecesario o enderezar una conducta que empieza a torcerse.

Hay un dicho muy español que reza: “El hombre como el arbolito, desde pequeñito”. A los nuevos planteles de árboles, (estamos harto de verlo en nuestras calles), les colocan rodrigones a los que los atan para que el árbol crezca derecho y no se tuerza.

¿A qué podemos sujetar nuestros jóvenes para que crezcan derechos? ¿A las leyes? Hay muchas pero casi ninguna se cumple. ¿A la autoridad de los padres o a la de los maestros? Tanto unos como otros han perdido ese privilegio. A más de un padre o una madre los ha castigado un juez a la cárcel por dar un cachete o un azote a su hijo. Más de un maestro ha sido agredido por un alumno sin posibilidad de defenderse y con la intimidación de una denuncia, simplemente por haber llamado la atención a un jovenzuelo díscolo

Claro, estos angelitos, ante esos ejemplos se envalentonan y amenazan a padres, maestros y superiores con denunciarlos, pues la ley está de su parte.

¿Qué responsabilidad de educación se les puede pedir a los padres cuando una ministra propone una ley, que se aprobará, para que una niña de dieciséis años siegue la vida de un nonato sin consultarlos siquiera? Si esto es en un caso tan grave que raya el asesinato, ¿Qué fuerza tienen unos padres para hacerse obedecer en cosas menores?

¿Cómo les vamos a pedir a nuestros jóvenes que sean sinceros, no mientan y digan siempre la verdad, cuando están viendo que el Presidente de su Gobierno es un mendaz, empedernido y que está pretendiendo engañar a todos los españoles desde que llegó al poder y que niega lo evidente de forma empecinada?

¿Qué valores se les puede inculcar a nuestra juventud que tiene ante sus ojos el ejemplo de los políticos? (No decimos todos): embusteros, embaucadores, tránsfugas, corruptos, “chorizos” (Gracieta de Alfonso Guerra que no contó con que en su familia hay una fábrica de estos embutidos). También éste dijo que los socialistas podrían meter la pata, pero no la mano. Cuando tuvieron el arca de los dineros a su alcance, bien que lo hicieron.

¿Qué valores, se le pueden inculcar a un adolescente que esta viendo en la televisión cómo triunfa la desvergüenza, la hipocresía, la mentira, el escándalo y la estupidez por un poco de dinero?

Todo esto es un elenco de actitudes, comportamientos, permisividades y pasividad que influye en las mentes, aún no formadas, de nuestra juventud para que, al no tener rodrigón que la sostengan crezcan torcidos y sin una referencia de valores por la que se sientan estimulados.

Hagamos examen de conciencia todos: Los padres, los profesores, los políticos los medios de comunicación. Carguemos cada un con nuestra culpa y demos un giro de 180º a nuestra actitud ante la vida. Revisemos los ejemplos que damos y acabemos de una vez con tanta permisividad, tolerancia, decir que todo está bien. Apartemos tanta podredumbre que nos circunda y pidámosles a nuestros próceres y dirigentes que pongan remedio eficaz y definitivo a esta situación, si no, tendremos lo que nos merecemos. ¿De qué nos quejamos?



Manuel Villegas Ruiz

¿QUÉ HA OBTENIDO EL PUEBLO LLANO A LO LARGO DE LA HISTORIA?



Rememorando… recordando… nos hemos preguntado: ¿Qué beneficios ha obtenido la clase media, el pueblo, con el transcurrir de los años?

Muchos si nos referimos a avances tecnológicos, medicinales, salud, longevidad y alguno que otro más, no obstante, si pensamos en los adelantos sociales que estamos perdiendo cada día, también algunos, pero si consideramos en la capacidad de tomar decisiones sobre cómo queremos que sea la sociedad en la que estamos integrados, la forma de gobernarnos y quiénes han de llevar a cabo esta tarea muy pocos.

El pueblo ha sido considerado por el poder dominante, a lo largo del tiempo, como la plebe, el populacho, el común, que sólo era digno de las migajas que quisiesen echarle, pero sí un ser muy importante a la hora de exigirle que pagase impuestos y gabelas casi hasta por respirar.

No queremos remontarnos a épocas de sátrapas orientales ni siquiera al periodo romano en el que se contentaba a la plebe con el famoso “Panem et circenses”, o sea, “Comida y espectáculos de diversión”, lo mimo que en nuestra España es “Pan y Toros” o “Pan y fútbol”. Tanto monta.

Lo que ocurre es que, en los momentos en los que vivimos, hay más de espectáculos que atonten a las masas que pan y trabajo para que puedan sobrevivir.

Para mantener estos espectáculos nos encontramos con la escandalosa situación de las cantidades que adeudan a ha Hacienda estatal, a la Seguridad Social y a otros organismos los clubes futbolísticos, pero eso no importa con tal de tener entretenida a la plebe, sin embargo hay que cargar contra el autónomo que no pague sus cuotas a Hacienda o a la Seguridad Social, aunque la culpa de estos impagos la tengan los organismos oficiales que les adeudan facturas con, en algunos casos, muchos años de atraso.

Referente a la forma de gobernarnos, a pesar de que la manera de regirnos se llama democracia, los ciudadanos estamos al borde de la línea que nos separa de los vasallos.

Nos explicaremos. Durante la Edad Media los reinos estaban divididos en multitud de territorios gobernados por los señores feudales ante cuyo despotismo y tiranía, poco o nada podían hacer los reyes de los distintos países. Los condes, duques o marqueses tenían muy poca limitaciones para subyugar al pueblo y abusar de él por exceso de su innoble opresión.

Ciertamente hemos salido de ese estado de cosas, pero ¿qué hemos ganado? Lo que hemos dicho anteriormente: una mal llamada democracia. Esta palabra, sin entrar en pormenores, deriva de la lengua griega y significa “gobierno del pueblo”, y, nosotros añadimos, “y para el pueblo”.

Ciertamente a fin de que este se gobierne tiene que elegir periódicamente unas personas que lo representen, a las que llamamos políticos. Estos, llegado el momento de que los escojamos, son como los ilusionistas, se dirigen a los electores con unas chisteras de las que extraen unos mágicos conejos llamados programas en los que prometen toda clase de beneficios, ventajas y toda serie de soluciones para los problemas que aquejan a los ciudadanos. Una vez conseguido su propósito se olvidan de las ofertas que nos han hecho, actúan como más le conviene a ellos y a los intereses de sus partidos dentro del imbricado entramado de clientelismo político que han creado.

En nuestro País, en España, se está dando una situación similar a la que comentábamos anteriormente que ocurría en la Edad Media. Se ha fraccionado en diecisiete feudos cuyos señores nos gobiernan a su antojo ayudados por la red de sus conmilitones que componen su misma camarilla y que asfixian cada vez más a los ciudadanos. Prebendas, ventajas, beneficios…sólo los obtienen ellos. Nos despojan en su propio beneficio del dinero que, por tantísimos gravámenes con los que nos agobian, nos recaudan y que deberían ser utilizados en bien de la sociedad y para mitigar los problemas que esta sufre.

Incumplen impunemente las leyes emanadas del Gobierno central sin que tengan que pagar por ello. El Poder legislativo crea leyes y más leyes, pero, ¿cuántas se cumplen? Tenemos casos palmarios en los que estos nuevos señores feudales desobedecen impunemente los mandatos emanados de la Administración central y esta no se atreve, no tiene valor, carece de fuerza o no quiere obligarlos a obedecerlos.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos ante tal situación? No nos queda opción alguna. Ciertamente logramos, en algunos casos, cambiar de gobernantes, cada vez que haya elecciones, pero ¿Qué obtenemos con ello? Mudar al señor feudal y a sus adláteres, tanto en los feudos regionales como en el Central pues, al fin y al cabo, los unos y los otros nos gobiernan a su antojo y sin contar con la ciudadanía, una vez que han sido elegidos en unas listas que nos ofrecen, sin que tengamos posibilidad de eliminar a las personas que figuran en ellas y que nos consta que no sirven para gobernarnos, por eso, rememorando… recordando, pensamos que hemos vuelto, por las actuaciones de nuestros dirigentes, a una situación similar a la de la Edad Media y más que ciudadanos somos vasallos.





Manuel Villegas Ruiz