26/1/10

HABLANDO DE RELIGIONES

La religión que hay más extendida en el mundo es el papanatismo

21/1/10

CAMBIO CLIMÁTICO O PUNTO CRÍTICO EDAD GEOLÓGICA

CAMBIO CLIMÁTICO O PUNTO CRÍTICO EDAD GEOLÓGICA

Posiblemente levanten mucha polémica las reflexiones que me estoy haciendo sobre el tan traído y llevado cambio climático y las perniciosas secuelas que recaerán sobre la Humanidad que está coadyuvando con su contaminación, exceso de CO2 en la atmósfera y un sin fin de prácticas destructivas del medio ambiente con las cuales al final acabará produciendo un irreparable desastre en este mundo en el que habitamos.
No dudo de que se estén provocando cambios climáticos y que éstos puedan ocasionar a la Tierra graves efectos, pero también pienso que la tierra tiene muchos millones de años y que ha ido evolucionando y transformándose en lo que ahora conocemos y que esa evolución ni ha cesado, ni acaba ni concluirá, posiblemente hasta que transcurran muchas generaciones de seres humanos o hasta que éstos no habiten ya sobre este planeta.
Quiero comenzar diciendo que no soy ni astrofísico, ni meteorólogo ni geofísico. Entre otras cosas soy Doctor en Geografía e Historia y desde el punto de vista de esas materias de las que conozco algo quisiera enfocar el asunto sobre el que me permito reflexionar.
Como geógrafo pienso, entre otras cosas que más adelante diré, en la teoría de Alfred Wegener. Éste sí era meteorólogo y geofísico. Pues bien, este sesudo alemán, tras muchas comprobaciones, las cuales enumeraré de pasada pues no quiero resultar oneroso, al observar la disposición de los continentes elaboró la hipótesis que luego convertiría en tesis, de que la tierra hacía poco más o menos doscientos millones de años había estado toda unida, formando un solo continente al que después se le dio el nombre de PANGEA (del griego y  todo tierra). Por enormes convulsiones telúricas que dieron lugar a la deriva de los continentes, motivados por los movimientos y subducciones de las placas tectónicas, este inconmensurable trozo de tierra se subdividió en dos que recibieron el nombre de GODWUANA Y LAURASIA.
El primero abarcaba lo que hoy conocemos como América del Sur, África del Sur, Madagascar, Australia, India y la Antártida. Laurasia comprendía el resto.
Recientemente científicos alemanes y australianos han descubierto en el Himalaya oriental un fragmento del primitivo Godwana, que se desplazó desde Australia hasta Asia, en la que hace millones de años contribuyó al plegamiento de la cordillera del Himalaya. Otros sostienen que se desgajó del actual continente africano y, uniéndose a Asia, formó lo que hoy conocemos como la India, pero indudablemente fue la causa del levantamiento del Himalaya. A este fragmento, desubicado hasta hoy se le había dado el nombre de Argolandia y parece que se desgajó hace unos 156 millones de años del bloque principal.
Wegener para elaborar su teoría, realizó innumerables comprobaciones y pruebas, paleontológicas, geográficas, geofísicas y tectónicas, así como paleoclimáticas. Hoy su teoría se encuentra cada vez más consolidada por los recientes descubrimientos que los especialistas en esta materia están llevando a cabo.
Otro punto que hay que tener en cuenta y que está demostrado es que el globo terráqueo, al menos una vez, ha dado un giro de 180º, es decir, que donde antes estaba el Polo Sur, ahora se encuentra el Polo Norte y viceversa.
¿Qué alteraciones climáticas habrán producido estos movimientos tectónicos, erupciones de volcanes (Recordemos el de la isla de Tera (de antes de Cristo), en el Mediterráneo o la del Krakatoa) y tantas convulsiones como han estado azotando a este pedrusco llamado Tierra, durante miles, millones de años?
No quiero extenderme más pero si tomásemos un mapamundi impreso en un plano, podríamos comprobar que todos los continentes con sus penínsulas e islas pueden encajar entre sí como si de un rompecabezas se tratase. Y si tuviésemos la paciencia de cortar los trozos correspondientes lograríamos ensamblarlos casi todos reconstruyendo la primitiva Pangea.
Tampoco debemos perder de vista que se han dado cuatro glaciaciones y que ahora estamos en una interglaciación con sus terribles consecuencias cuando llegue la que se espera (Dios quiera que tarde mucho y que nosotros no la veamos).
También está más que demostrado que zonas hoy desérticas, fueron hace miles, quizá millones de años esplendorosos paraísos de vegetación, llenos de ríos, lagos y vida. Los españoles tenemos relativamente cerca el desierto del Sahara. Éste en tiempos pretéritos, hay restos dendrológicos y paleontológicos que lo confirman, fue una zona de exuberante vegetación arbórea y de matorral. Además hay constancia de que bajo él se encuentran millones de metros cúbicos de agua fósil que si se pudiesen extraer quizá el Sahara volviese a ser el antiguo vergel que antes fue.
Otra cosa que pienso que no debemos soslayar es que la vida en nuestro planeta la debemos (sin entrar en más profundidades) al beneficio/perjuicio que ejerce sobre él una estrella llamada Sol. Ésta nos bombardea continuamente con los privilegios de su calor, así como con los perjuicios de sus radiaciones electromagnéticas y de todo tipo que, todos conocemos, pueden interferir no sólo en nuestra vida sino hasta en nuestros sistemas de comunicación por las perturbaciones que puedan causar.
Como historiador, abreviaré, puedo decir, casi todo el mundo lo conoce, ya que está en la Biblia, que había periodos de sequía, seguidos de abundantes lluvias. Recordemos el caso de José el hijo de Jacob o Israel, pues este fue el nombre que tomó después de luchar contra el ángel. También podemos mencionar el diluvio universal, que no sólo de se recoge en la Biblia sino en la leyenda de Gilgamech, así como en 13 mitos de Asia, 4 de Europa, 5 de África, 9 en Australia y en las islas de los mares del Sur y, finalmente, 37 en América, así que algo debió de haber de cierto sobre ello, cuando en todo el mundo hoy conocido y entre culturas tan diferentes y sin ninguna conexión entre sí se habla de él. ¿Sería una catástrofe climática que afectó a toda la tierra? Creo que hoy, por hoy, no estamos en condiciones de responder a esta pregunta, pero opino que, dado las múltiples y diferentes civilizaciones que hablan de él, algo debió de haber de cierto para que nos haga que no lo olvidemos.
También puedo recordar lo que en Historia conocemos como “veranos podridos”.Eran épocas en las que la lluvia abundaba de manera tan inconmensurable que hacía que las cosechas se pudriesen en el campo y no hubiese oportunidad de recogerlas
Igualmente, por falta de lluvias, había periodos en los que asolaba a la población unas terribles hambrunas, ya que no se habían podido producir cosechas, que hacían que las personas muriesen en plena calle, mientras caminaban.
Yo he comprobado, por mis investigaciones, que en la reunión del Cabildo (hoy Ayuntamiento) cordobés de 7 de julio de 1533, tienen que suspender una reunión de las tres a las que estaban obligados, por pragmática real, a celebrar cada semana. Cito textualmente. “Por las muchas calores que hacen”.
Otro documento que corrobora lo que digo es la carta que el Duque de Medina Sidonia le dirige al Rey Carlos III, en 1605, en la que textualmente le dice. “El año se ha puesto de manera que no se segará una sola espiga más en lo mejor del Andalucía” .
El siglo XVII fue bastante prolijo en sequías, máxime en Andalucía. Son famosas. Una de las más largas fue la que duró desde 1602 a 1608. También hubo otra muy importante en 1617, así como en 1636 en la que al Cabildo de Almonte acordó que: por la mucha necesidad de agua que hay, se acuda a traer a la Virgen de las Rocinas, y se traiga a esta villa, haciendo las rogativas que convenga, y se diputa a Miguel Pichardo para que lleve algún sustento pata socorro de algunos que la ayuden a traer.
Cualquiera que esté interesado en comprobar no sólo los años de sequía en nuestra Península, sino también los de excesivas lluvias, sólo tiene que hacer una cata en las Actas de los Cabildos municipales en los que hay sobrada constancia de los dos extremos.
Experiencias personales mías: Allá por las décadas de los 50-60 del siglo pasado, siendo yo un niño de corta edad, nuestras madres no nos dejaban que saliésemos a la calle, desde las tres hasta las cinco de la tarde, porque se había extendido la noticia de que ese día habría dos horas de asfixia (por causa del excesivo calor).
Otra experiencia que todos los cordobeses y quienes hayan venido a nuestra ciudad en pleno mes de julio y agosto hemos podido comprobar es la del replegamiento sobre sí mismo del asfalto de las calles, producido por el ablandamiento de éste debido al exceso de calor y la acción de los vehículos, autobuses, camiones, etc. al tomar una curva.
Después de esta perorata, a las conclusiones a las que quiero llegar son las siguientes:
1º.-No quiero entrar en ninguna polémica con los defensores del cambio climático, ya que yo no niego que lo haya, sino que estoy abierto a que se pueda deber a múltiples causas, muchas de ellas naturales, aunque la acción devastadora humana sea una más de las mismas.
2º.-No se debe asustar a la población de la Tierra y hacer recaer sobre ella lo que pueda suceder en un futuro más o menos lejano, haciéndola responsable total de cualquier desastre, cuando, por causas naturales la Tierra, ya ha padecido muchos.
3º.-Recomiendo a los defensores del mismo repasen la Geografía y la Historia universal y comprueben que la Tierra ya ha pasado más de una vez sobre situaciones como ésta, parecidas o mucho peores.
4.-Que tengamos en cuenta las mutaciones terráquea suceden durante miles o millones de años y que las edades geológicas abarcan ese tiempo que nuestra mente humana no es capaz de comprender.
5.-Que la vida intelectiva y cognitiva del ser humano dura como mucho setenta u ochenta años, y que en ese cortísimo periodo de tiempo no debe de tener la soberbia de creerse que él va a contemplar y comprender todo lo que ocurre en este planeta. Por lo tanto que adquiera la humildad y cordura suficiente para reconocer que es una simple mota de polvo sobre esta polvorienta tierra y no se arrogue el derecho de opinar que pueda modificar o cambiar lo que viene sucediendo sobre ella durante millones de años en los que él no es que no haya intervenido, sino que no había existido, y que seguirán sucediendo posiblemente cuando no quede ni rastro humano sobre ella.
Finalmente y para terminar ruego a todo aquel que tenga la amabilidad de leer estas reflexiones que, si lo tiene a bien, me aporte toda clase de ideas, opiniones, sugerencias, correcciones. En una palabra todo lo que me pueda servir para mi enriquecimiento intelectual.

Manuel Villegas Ruiz

¡BASTA YA DE FALACIAS!

¡BASTA YA DE FALACIAS!


Estamos viviendo en un momento histórico en el que los políticos, sus aláteres y los periodistas están haciendo lo posible e imposible por escamotearle, ocultarle y encubrirle al pueblo la verdad. Se inventan un sin fin de eufemismos, circunloquios y perífrasis, la mayoría de las veces vacíos de contenido semántico, con tal de encubrir la verdad. Los políticos, sus corifeos y asesores (que buenos dineros cobran solo por figurar), así como los periodistas se devanan los sesos para hurtarle al pueblo la veracidad de lo que ocurre. Una de las falacias con las que nos han querido engañar ha sido con que en nuestro País no había crisis. Cuántos rodeos, cuántos subterfugios, cuántos engaños han empleado para disimular lo que, a la vista de todos, estaba ocurriendo hace más de un año. ¡Pero claro! había que ganar las elecciones y al pueblo no se le podía destapar la caja de Pandora, pues caso contrario, no estarían ahora en el poder.
Por fin no han tenido más remedio que reconocerlo y, aunque a regañadientes y dosificándolo poquito a poquito, han aceptado la situación en la que llevamos ya bastante tiempo. Lo que hace falta ahora es cómo vamos a poder salir de ella.
Lo primero que hace un médico para sanar una enfermedad es reconocer que la persona está enferma y a través de un atinado diagnóstico proceder a emplear los remedios oportunos y pertinentes para devolverle la salud perdida. Aquí no se ha hecho nada de eso. Ahora se quiere remediar el mal a base de parches y ungüentos de Fierabrás que a nada conducen y que, por el camino que vamos, nos llevarán a un callejón sin salida.
Otra falacia es el rodeo que se han inventado, cuando para no decir la verdad mencionan que “no es políticamente correcto”. ¿Quieren Vdes. decirme qué significa eso?. ¿Es un subterfugio para encubrir lo que está palmario? O ¿acaso temen Vdes. que si dicen la verdad, el pueblo descubra sus trapicheos y los pongan en el lugar que se merecen? Desde los tiempos de Perogrullo solamente hay un modo de reconocer lo verdadero y es llamándole al pan pan y al vino vino, así que déjense de encubrimientos y llamen a las cosas por su auténtico nombre. Tenemos un idioma tan rico que posee multitud de palabra para denominar la misma cosa. Por si no lo recuerdan hace más de dos mil años pasó por este mundo un hombre que sólo supo hacer el bien a los demás y nos dejó dicha una frase lapidaria: “La verdad os hará libres”, así que háganle caso si quieren verse exentos de ataduras y cortapisas.
Otra falacia de moda. La emigración ha levantado el País. No soy xenófobo. Estoy de acuerdo en que vengan emigrantes, lo mismo que nuestros compatriotas se repartieron por el mundo en los años sesenta. Lo que quiero es que sea una emigración ordenada. Con contratos de trabajo, reconocimientos médicos y avales suficientes de que la persona que llega viene a trabajar y a llevar una vida ordenada aportando su esfuerzo y ganando su dinero.
Otra falacia, los emigrantes han hecho que se puedan seguir pagando las pensiones de los jubilados. ¿Desconocen Vdes. el gasto médico-farmacéutico y los colapsos que se producen en las consultas de la Sanidad social? Hace poco leía un informe que mencionaba que muchos españoles se habían pasado a la Sanidad privada, por no poder soportar las largas esperas que tienen que aguantar para una simple radiografía o una mamografía.
Para hacer una casa lo primero que hay que efectuar, para que no se caiga, son los cimientos. Comparo nuestro edificio social y nuestro actual “bienestar” con un bloque de pisos. Los cimientos y el cuerpo del edificio los construimos los que nos dejamos la piel trabajando, estudiando y danto clases durante los años sesenta, setenta, ochenta y noventa. Ahora se están cerrando tabiques, poniendo puerta y adornos. Eso es lo que están haciendo los emigrantes. Tiene su valor. Nadie lo niega, pero la estructura la levantamos nosotros y si ahora gozamos de cierto desahogo nadie nos puede negar que es por nuestro esfuerzo.
Además los emigrantes están cotizando para después percibir su subsidio de paro o pensión, si llega el caso, así que no nos están regalando nada. Están ahorrando en una hucha de la que después recuperarán su parte correspondiente

Manuel Villegas Ruiz

20/1/10

¿NOS ENTERAREMOS ALGUNA VEZ?

¿NOS ENTERAREMOS ALGUNA VEZ?

Menudo revuelo se ha armado en España con las palabras de Monseñor Martínez Camino sobre el aborto. Francotiradores de la prensa, la política, las asociaciones y un largo etc. Se han ensañado con él.
Desde el año 1978 en el que los españoles nos concedimos la Democracia estamos en un Estado de Derecho. Posiblemente una de las premisas más importantes de esa situación es la de que cualquier ciudadano, mientras no insulte, veje, infame o denigre a otro, tiene derecho a decir lo que quiera, donde quiera y cuando quiera. (Respecto a vejar e insultar a los demás podríamos preguntárselo a nuestros políticos).
Sentada esta premisa, también estamos de acuerdo en que otro ciudadano puede responder lo que quiera, pero con tal que se limite a las buenas normas de convivencia y no ataque de mala fe, resucitando inquisiciones, férulas, dictaduras eclesiales, etc, etc, como lo han hecho.
Pero hay una cosa que no se suele tener en cuenta. La Iglesia Católica, sólo habla para sus fieles. A nadie le pondrá un puñal ni una pistola en el pecho para que se afilie a la misma. La Iglesia Católica, como cualquier Sociedad y ella lo es, lo que ocurre es que sus dividendos y beneficios no los reparte en este mundo, tiene perfecto derecho a tener sus normas que han de ser cumplidas por los que quieran pertenecer a ella. ¿Nos imaginamos aunque sea por un solo momento un partido político que no tenga sus reglas y que no pida disciplina de voto? ¿Pensamos que hay alguna asociación, deportista, de tocadores de flauta, artística o recreativa que no tenga unos reglamentos que han de cumplir todos y cada uno de los que quieran pertenecer a ellas? Con toda seguridad la norma más importante de cualquier asociación o sociedad es el cumplimiento de su disciplina. Desde muy antiguo viene el obligado secreto de guardar las deliberaciones de las asociaciones gubernamentales, locales políticas, recreativas o de cualquier otra clase, o sea, cumplir sus normas.
A quien no cumple con lo reglamentado en la corporación a la que pertenece es expulsado de la comunidad. Ya ocurría en las Collegia romanas y en las Hildas germánicas. Eso simplemente es la excomunión, palabra que tanto nos exaspera y crispa. Excomunión es separar al miembro que no quiere vivir en unión común con aquellos que sí se atienen a lo prescrito por el grupo que forman.
Pero si eso lo hace la Iglesia Católica, todos nos rasgamos las vestiduras, hablamos de tiranía, de dictadura eclesial y todas las cosas denigrantes que se nos ocurran, o sea, que vemos bien que un partido político, una asociación deportiva o musical expulse de sus filas a quien no se ajusta a sus estatutos y diatribamos contra la Iglesia si hace lo mismo. ¡Basta ya de hipocresías!
Uno de los deportes de algunos españoles, cuando han tenido oportunidad para ello, ha sido la quema de conventos, asesinato se curas y monjas y destrucción de los bienes artísticos, tesoros irrepetibles, por el mero hecho de que pertenecían a la Iglesia. Recordemos tantos sucesos a lo largo de nuestra Historia como la Semana Trágica de Barcelona. Hoy aún no hemos llegado a ello.
Otro fallo de los que diatriban contra el cristianismo es que no se atreven a hacerlo con otras religiones. ¿Por qué no se meten con las que permiten la pedofilia ya que consienten que niñas de seis años contraigan matrimonio y, además de tener cuatro esposas legítimas, tantas concubinas cuantas se quieran? ¿Por qué no atacan a aquella cuyo fundador tuvo todas las esposas que deseó y contrajo matrimonio con una niña de seis años hija de su mejor amigo ¿Por qué no acusan a las que practican la ablación del clítoris? ¿Dónde están las feministas? ¿Miedo, cobardía o es porque la Iglesia Católica no toma represalias?
El espíritu anticristiano se está extendiendo por Europa de tal manera que se quieren negar nuestras raíces cristianas. ¿Qué hubiese sido de esta pobre y vieja tierra sin las peregrinaciones a Roma o a Santiago, vías de transmisión del saber de los pueblos? ¿Qué conoceríamos hoy de los clásicos, piedra fundamental de nuestra civilización occidental, si no hubiera habido unos anónimos monjes que se dejaron lo mejor de su vida copiando en perdidos monasterios el saber que nos legaron los que fueron los padres del conocimiento?
¿Dónde estaría esa Capilla Sixtina, ese David, ese Moisés, esa Pietá, tantas obras de escultura, arquitectura, imaginería y pintura cuyo motivo principal de su creación fue el de la religión cristiana? ¿Qué nos habría dejado Bach si no lo hubiese inspirado el cristianismo? ¿Quién gozaría hoy con el Cristo muerto de Mantegna, o con las obras de Fra Angélico, Murillo, Zurbarán, Velásquez y un extensísimo etc.? La lista sería interminable.
¿Qué sería de tantos leprosos, enfermos incurables, pobres de solemnidad a los que cuida La Iglesia? ¿Qué se lo pregunten a Cáritas y a tantas otras asociaciones benéficas cristianas que, según las palabras de sus dirigentes están totalmente desbordadas?
¡Claro que la iglesia tiene sus manzanas podridas, como cualquier agrupación de seres humanos! Retamos a que se nos diga que sociedad no las tiene. ¿Hablamos de algunos casos de políticos y de asociaciones musicales? ¿De la policía? ¿De los Ayuntamientos? ¿Del deporte en general? No, preferiblemente no. Todos los conocemos. Citaremos un refrán (aunque cierta ministra esté en contra de ellos) que dice: “En todas partes cuecen habas y en algunas a calderadas”. Pero es seguro que las calderadas más grandes no son las de la Iglesia Católica.
La Iglesia Católica habla exclusivamente para los que quieran seguir su doctrina.
¿NOS ENTERAREMOS ALGUNA VEZ?


Manuel Villegas Ruiz

¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS?

¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS?

Con harta frecuencia oímos la gran preocupación de los españoles por la falta de valores positivos de nuestros jóvenes. Se escucha en los corrillos de los bares, en las tertulias radiofónicas y televisivas. Lo leemos en la prensa. En fin hay una especie de clamor de la sociedad española por la recuperación de las cualidades inmutables y necesarias que hay que tener y defender para una pacífica convivencia.
No hace mucho tiempo, España entera se conmovió y sobresaltó por los sucesos ocurridos en Pozuelo de Alarcón. Todos conocemos los hechos. No hay que repetirlos.
¿Qué podemos hacer para que nuestros chavales pretendan recorrer el camino para alcanzar la moralidad cívica que necesita una sociedad para poder convivir en paz y en la que no triunfe la ley del más fuerte, el más osado o el mayor insolente?
Muy sencillo: inculcándoles las costumbres irrenunciables de respeto a las reglas por las que nos regimos los seres humanos para poder convivir en harmonía. Aristóteles dijo que el hombre era un animal político. Para la conveniencia de algunos ha sido interpretada esta frase como que el ser humano debería dedicarse a la política, es decir, al arte de gobernar. El sentido de la frase aristotélica es que el hombre tiene que vivir en una ciudad, polis en griego, o sea, en compañía de otros seres humanos. Pero para ello ha de cumplir y observar las reglas y normas que ese conjunto de ciudadanos se han dado para su buen gobierno.
¿Cómo se consigue este propósito? De forma muy sencilla. Hay un dicho muy español que reza: “El hombre como el arbolito, desde pequeñito”. A los nuevos planteles de árboles, (estamos hartos de verlo en nuestras calles), les colocan rodrigones a los que los atan para que éste crezca derecho y no se tuerza.
¿A qué podemos sujetar nuestros jóvenes para que crezcan derechos? ¿A las leyes? Hay muchas pero casi ninguna se cumple. ¿A la autoridad de los padres o a la de los maestros? Tanto unos como otros han perdido ese privilegio. A más de un padre o una madre los ha condenado un juez por dar un cachete o un coscorrón a su hijo. Más de un maestro ha sido agredido por un alumno, sin posibilidad de defenderse y con la intimidación de una denuncia, simplemente por haber llamado la atención a un jovenzuelo díscolo. Muchos no los denuncian por miedo a las represalias de la Administración.
Es incontrovertible que la responsabilidad de la educación es de los padres, pero también de los profesores, así como de nuestras autoridades, pero no olvidemos que el ser humano es un animal (con su parte, volitiva, intelectiva y espiritual, pero animal. La Evolución lo dice) y la mejor forma de enseñar a los animales, hasta ahora está demostrada es el premio y la reprobación.
No somos partidarios del castigo físico, pero reconocemos que un cachete, castigo o un coscorrón a tiempo vienen de maravilla para corregir un capricho innecesario o enderezar una conducta que empieza a torcerse.
Pero también hay otra cuestión: ¿Qué ejemplo están recibiendo nuestros jóvenes de sus mayores, sobre todo de los políticos que son los que están en el candelero, aparte de los deportistas y “famosillos”?. Si somos sinceros el peor que se pueda dar.
No debe olvidársenos que cierto político dijo que pondrían a España que no la reconocería ni la madre que la parió. También dijo que ellos podrían meter la pata, pero no la mano. Esto fue hasta que tuvieron oportunidad de hacerlo, ya que durante el gobierno de su partido se dio la oportunidad de que metiesen la mano hasta el hombro.
Otro político de su misma facción dijo que las promesas electorales eran para no ser cumplidas y alentó la movida madrileña que ha sido el embrión del botellón y el desmadre de los jóvenes.
Tampoco hemos de perder de vista la corrupción de los políticos. Es tanta y tan abrumadora que es mejor no citar ningún caso. Brota por doquier como las setas en otoño.
Las mentiras de nuestros dirigentes no debemos olvidarlas. No hace falta recordar cómo se nos ha mentido desde hace mucho tiempo. Hubo un político que mentía tanto que los periodistas humorísticos lo pintaban alargándole la nariz, como a Pinocho. ¿Qué podemos decir de los actuales dirigentes? Las encuestas lo recogen. La cuarta preocupación de los españoles, delante del terrorismo es la falacia y corrupción de los políticos. Pero el mentir de los políticos viene de lejos. Estamos en el 63 A.C. Cicerón inicia su campaña para ser elegido cónsul. Su hermano Quinto la prepara una especie de programa político en el que le dice: “Miente en tus promesas, la gente prefiere que se les mienta a que se les niegue ayuda”. Ayuda que después no llega. Ya lo hemos visto. El político referido de “no cumplir las promesas electorales” lo conocería
El responsable del hecho es el que lo realiza. Nuestra juventud es reo de sus actos, pero con estos ejemplos ¿Qué le podemos pedir? Tenemos lo que nos merecemos.
¿De qué nos quejamos?

Manuel Villegas Ruiz

19/1/10

RESEÑA "EL GOBIERNO MUNICIPAL DE CÓRDOBA EN LA ÉPOCA DE CARLOS I

RESEÑA DEL LIBRO “EL GOBIERNO MUNICIPAL DE CÓRDOBA EN LA ÉPOCA DE CARLOS I” (La vida de los cordobeses en el siglo XVI, según las Actas Capitulares)

Este trabajo se enmarca dentro de los llevados a cabo por el Grupo HISALEM de la UCO, dedicado al estudio de la Historia Social de la Administración Española en la Edad Moderna.
Con la investigación de la historia de las ciudades pretendemos demostrar que es en ellas donde se gesta la Historia de las Naciones, dado que en las mismas, vive, sufre, goza y expresa sus anhelos el Hombre, verdadero y único actor de la Historia.
Los documentos que nos posibilitan este análisis, son en primer lugar las Ordenanzas y Actas municipales. En las primeras se plasman las disposiciones, reglamentos y mandatos que el Cabildo municipal (hoy Ayuntamiento) dispone para el buen gobierno de la ciudad, villas, aldeas y lugares a ella pertenecientes.
Las segundas disponen y recogen todos los asuntos que el Corregidor (poder delegado de la Corona), los Caballeros Veinticuatro o Regidores y los Jurados (en teoría representantes del pueblo) tratan en las sesiones capitulares celebradas por mandato real los lunes, miércoles y viernes de cada semana, que conciernen a la vida ciudadana y sus problemas.
En ellas se especifica desde el arreglo de las calles, murallas, saneamiento de los ríos y arroyos, hasta los precios de la carne el pescado, las velas o los reconocimientos a los que están obligadas las mujeres que ganan dineros, es decir las prostitutas, y un etcétera tan extenso como lo es la misma vida ciudadana.
Otros documento tan importantes como los mencionados son las pragmáticas, disposiciones reales y todo tipo de instrumentos emanados de la Corona que por mandato real son remitidos a las ciudades, haciéndoles saber al Regimiento Municipal la voluntad real en los asuntos del buen gobierno del Reino y que llegan desde el cobro de tributos, levas para la guerra, permisos para cobrar impuestos o también disposiciones de cómo se ha de regir la vida de las prostitutas. En fin todo lo que el poder Central dispone para el buen ordenamiento de sus ciudades, es decir de sus reinos.
A través de ellos vemos la corriente ascendente, desde la ciudad hasta el Rey y descendente, desde el Monarca hasta las urbes por la que su poder se extiende de forma total hasta el último rincón de sus dominios.
El estudio de la historia de una ciudad es totalmente transferible al resto de las del Reino. Dado que mutatis mutandis, los documentos reales, las disposiciones municipales difieren muy poco o casi nada para la administración de todas las localidades del país.
Al estudio del Regimiento municipal he añadido una serie de cuadros aclarativos para mejor comprensión de lo propuesto, así como las regesta de los asuntos tratados en las reuniones de los componentes del Cabildo municipal, durante el año 1533, enero de 1534 (falta en Archivo el resto del año) y 1535 en los que se contempla con diáfana claridad el latir del pulso diario de la vida de Córdoba.
Considero que es un trabajo muy útil no sólo para los especializados en el estudio de la Historia, sino también par el público en general que sienta deseos de conocer como fue la vida de una ciudad castellana, hace quinientos años y que no difiere tanto de la nuestra.
Manuel Villegas Ruiz

REFLEXIONES SOBRE EL DOLOR

EL DOLOR COMO OFRENDA A DIOS

Puede que lo que lo que voy a exponer sirva de escándalo para algunos. También es posible que la forma de expresar lo que siento sea de tal manera asequible que alguien lo entienda y esté de acuerdo conmigo, o si no, por lo menos lo comprenda.
La Iglesia Católica ha manifestado múltiples veces y en incontables ocasiones que el dolor purifica, que el dolor es agradable a Dios, que el dolor, en fin, es una manera de santificarse si se lo ofrecemos la Divinidad como forma para conseguir la perfección.
Estoy de acuerdo con ello sólo en parte.
Yo distingo entre dos clases de dolores:
-Uno el que recibes de Dios.
-El otro es el que una persona voluntariamente se inflige para complacer al Padre Eterno.
En ese distingo es donde está mi discrepancia con la actitud de la Iglesia.
El primero es la cruz que has de aceptar, porque no te queda más remedio. La has recibido de un Ser Superior y nadie conoce los designios de por qué lo ha hecho.
Se supone que es para probar a la persona a la que ha agraciado con él. Es un don o un castigo, según como se mire, contra el que nadie se puede rebelar.
No hay fuerza bastante ni suficiente para librarse de él.
Por lo tanto no le queda al ser humano más remedio que aguantarlo, aceptarlo, esperar a que se pase si no es crónico, o armarse de paciencia y tener la fuerza, el vigor y la valentía necesaria para aprender a convivir con él.
¿Cómo se va a rebelar contra una cosa a la que no puede dominar?
¿Por qué amargarse por un padecimiento que no puede eliminar?
¿Qué se gana protestando haciéndose y haciéndole la vida imposible a los demás?
Pongamos otro ejemplo:
El de una persona que tiene que cuidar a un ser querido que padece un sufrimiento incurable y que no hay nadie que se haga cargo de ella, salvo a quien le ha tocado soportarlo.
El único mérito que tiene es que lo está sobrellevando lo mejor que puede, pero ella no lo ha buscado ni se lo ha proporcionado.
La sola actitud que puede adoptar si no quiere amargarse y sufrir dos males: el que le proporciona el cuidado de la persona de la que está obligada a hacerse cargo y el de su propia desesperación por no aceptarlo, es recibirlo como un hecho sobrevenido ante el cual no se puede rebelar, porque si lo hace, además de soportar la carga vivirá en un continuo sufrimiento, cuando no al borde de la desesperación.
Dicen que los chinos, ante una adversidad, emplean un aforismo que es: “Si puedes remediarlo, remédialo, si no puedes, ¿por qué vas a luchar contra él?”
No hay, para mí, mérito alguno en aceptar aquello que, sin uno desearlo, le ha llegado y no tiene modo de librarse de ello.
¿Entonces qué le vas a ofrecer a Dios?
¿Una cosa que tú no has buscado?
¿Qué mérito tiene la persona que se encuentra en la calle un billete de cien euros?
¿De qué puede presumir?
¿Qué mérito o sacrificio ha hecho para obtenerlo?
Respecto a este tipo de dolor, recibido y no buscado concluyo diciendo que, para mí, no tiene virtud alguna que se ofrezca a Dios como un valor que se consigue esforzadamente y que se le brinda como una ofrenda.
Lo más que se puede hacer es aceptarlo con resignación y no rebelarse contra él.
El dolor que yo estimo que sí tiene valía suficiente como para poder ofrecerlo a la Divinidad, es aquél que uno se proporciona con objeto de agradar al Ser Supremo.
No estoy hablando, ¡ni mucho menos, Dios me libre! del dolor de los masoquistas. Ese es un dolor en el que ellos encuentran placer, por lo que al proporcionárselo ya no es dolor, sino perversión.
El dolor buscado, el dolor elegido, el que uno voluntariamente y sin coacción escoge, es el único para mí que realmente tiene valía porque es un padecimiento preferido libremente.
Me atrevo a decir que es un bien que uno adquiere y que ofrenda con todas las consecuencias que conlleva el haberlo buscado.
No oso proponer ningún tipo del mismo porque cada cual sabe qué clase de dolor y sufrimiento puede escoger espontáneamente para dedicarlo como sacrificio, al Ser que nos ha creado.

Córdoba, enero, 2010

Manuel Villegas Ruiz

REFLEXIONES SOBRE EL SER HUMANO

REFLEXIONESSOBRE EL SERHUMANO
Soy consciente de que lo que voy a escribir podrá levantar mucha polémica entre quienes lo lean, o posiblemente ninguna, ya que quizá nadie llegue a conocerlo.
Expongo solamente unos pensamientos que rondan mi cabeza desde hace mucho tiempo acerca de la bondad o maldad de los seres humanos.
Quizá, al exponerlos, se me trate de extravagante, reaccionario o posiblemente de alguna cosa peor.
No soy nada de eso. Simplemente expongo lo que bulle en mi mente respecto a la forma de actuar de estos entes que poblamos la Tierra y a los que se ha dado en llamar hombres o personas.
Es un axioma incontrovertible que el ser humano es un animal. Si alguien lo niega está en contra de toda la teoría de la evolución.
Sí, ya que hay muchos y grandes cerebros pensantes que no opinan lo mismo y que son partidarios de la creación divina.
Pero casi todo el mundo científico está de acuerdo en que ese ha sido el camino que ha seguido el hombre y todos los demás seres vivientes que pueblan esta pequeña roca llamada Tierra y que gira no se sabe desde cuándo ni hasta cuándo alrededor de un sol.
Es más estoy convencido de que la evolución sigue su curso y que, aunque nosotros no veamos, en nuestra corta vida, sus efectos, continuará hasta el fin de los tiempos.
Yo también soy partidario de la creación divina. Pero le añado un pequeño matiz que paso a explicar.
Ante todo confieso que soy un profundo creyente convencido hasta la médula de lo más profundo de mi pensamiento.
Voy a explicar por qué: A mi cerebro pensante, racional y lógico, le repugna hondamente que todo esto que nos rodea, macrocosmos y microcosmos, haya podido surgir de la nada como por arte de magia.
Si al principio de los tiempos hubiese existido un ser humano que hubiese mezclado todos los componentes que hoy constituyen la vida y los hubiese dejado en un recipiente en el que se hubieran podido mantener y mezclar debidamente. Hoy, transcurridos muchos millones de años, esa mezcla permanecería inalterable y no se hubiese producido mutación alguna, cuánto menos un minúsculo atisbo de vida.
Cuando observo el orden que rige todo, lo que nos circunda, mi yo no puede admitir que esa harmonía haya surgido de la nada.
El cosmos que nos envuelve,-en griego la palabra cosmos significa orden-no puede presentarse espontáneamente, por lo tanto confieso abiertamente mi firme creencia en la existencia de un Ser Superior, creador y ordenador de todo en lo que estamos inmersos.
¿Qué matiz le doy a la creación por un Ser Superior que me haga no admitir la fe ciega en una evolución espontánea?
Muy simple. Ese Ser fue el primer inventor del ordenador y los cosmos, tanto el micro cuanto el macro, están sujetos y regidos por unos programas, como los de los ordenadores de hoy que se han ido poniendo en marcha, cuando el Ser que los creó ordenó que comenzasen a funcionar.
Unánime es la admisión de que los primeros vagidos de la vida se dieron en el agua. Para ser más claros, en el mar.
Mahoma, allá por el siglo VII de nuestra era declara taxativamente en el Corán las palabras que a continuación voy a exponer:
En la Azora XXI, aleya 31, dice: “Pero no ven los que niegan que los cielos y la tierra eran macizos y los rajamos y pusimos del agua toda cosa viva, ¿es que no creerán?
La Azora XXIV, aleya 44 igualmente se pronuncia: “…en esto hay motivo de reflexión… y Alá creó todo animal del agua…”.
Como ya he dicho estas palabras fueron dichas en el siglo VII de nuestra era. Pues bien, creo que están en consonancia con todo lo que defienden la mayoría de los científicos de hoy día.
Si estamos de acuerdo, que todo tiene su origen en el agua, estaremos también en que la primera forma de vida organizada fue la de los seres que la pueblan y de la que, cuando llegó el momento indicado en el ordenador, algunos se atrevieron a salir de ella, dando paso, sin meternos en más honduras, a los primeros reptiles con un germen de cerebro primario que les hace reaccionar de forma agresiva ante cualquier peligro que presientan.
No voy a hacer un exhaustivo recorrido por la evolución hasta llegar al ser humano, porque no es mi especialidad y no quiero exponerme a manifestar algo incorrecto y fácilmente refutable.
A donde quiero ir a parar y este es el fin al que me llevan mis reflexiones es que a ese cerebro primitivo, conforme fue avanzando la evolución, se la fueron añadiendo distintas capas, cada vez más perfeccionadas hasta llegar al cerebro pensante del ser humano de hoy, pero en el que todavía quedan en el tallo encefálico los primeros vestigios de ese cerebro de reptil y que es el que rige y pone en marcha nuestros instintos más primarios que, para que no actuemos como verdaderos animales sin control necesitan la actuación moderadora y regidora del neocórtex cerebral.
Otro punto a tener en cuenta es la composición del ser humano. No es discutible que contiene más de un setenta por ciento de agua. El resto son diversos minerales, como el calcio el sodio potasio etc.
Mi teoría particular, y pondré unos ejemplos sobre ello, es que en la proporción en que estén mezclados esos minerales. Es decir, si se encuentran o no equilibrados podrán influir no sólo en la salud corporal del individuo, sino también en la mental.
Para aseverarlo lo ilustraré con la siguiente muestra que, además, conozco muy de cerca.
Se trata de una persona que padece una enfermedad la que antiguamente llamaban trastorno maníaco depresivo, hoy le dan el nombre de bipolar.
Pues bien su enfermedad no consiste nada más en una descompensación del litio que contiene su cuerpo. Cuando no está equilibrado padece trastornos de descomposición de la personalidad y lo mismo está excesivamente eufórica, capaz de emprender cualquier acción, por más descabellada que parezca, que se hunde en una abulia y apatía de laque es muy difícil que salga.
En el momento que toma la dosis correspondiente del litio, vuelve a la normalidad. Es capaz de realizar su trabajo con toda perfección y corrección y cualquiera que tenga contacto con ella, no echa a ver que padece ninguna enfermedad.
Como este caso hay muchos. No tenemos nada más que ver que la mayoría se los medicamentos que tomamos cuando estamos enfermos son para compensar o regular la falta o el desequilibrio de cualquier componente químico de nuestro organismo.
Otro punto que me da mucho que pensar es el de los grandes descubrimientos que hoy se están llevando a cabo sobre el genoma humano.
Raro es el día que no nos enteramos por los medios de comunicación que se ha descubierto un gen que es el causante de tal o cual enfermedad o que provoca determinadas actitudes en el ser humano. No es mi campo de investigación y por ello no especificaré nada sobre tal asunto para que no tenga que ser corregido.
Llegados a este punto de la cuestión, yo me pregunto:
¿El ser humano es bueno o malo por naturaleza?
Los romanos decían que el hombre era un lobo para el hombre.
Rousseau y otros pensadores como nuestra Emilia Pardo Bazán, consideraban al hombre como un ser específicamente bueno.
Si tenemos en cuenta que, tanto los componentes químicos que configuran nuestro organismo, cuanto la influencia de los genes que constituyen nuestra naturaleza, de hecho, influyen en nuestro comportamiento, ¿qué respuesta podemos dar a la pregunta anterior?
Estoy totalmente de acuerdo en que la educación, los ejemplos que recibimos, el entorno en el que nos movemos y mil concausas más, si no son definitivas, sí pueden fomentaren nosotros ciertas pautas de comportamiento, pero también creo estar en lo cierto cuando pienso que, tanto los componentes bioquímicos y la influencia genética influyen en gran manera sobre nuestra forma de actuar.
Es diríamos glosando a Ortega y Gasset su “Yo soy yo y mis circunstancias”.
Aristóteles decía: “El hombre es un animal político”. Pero no se refería con ello a que el hombre practicase la política. Quería decir que el hombre es un animal que necesita vivir en la polis (ciudad en griego). Es decir, que tiene tendencia a vivir en sociedad
Sin embargo hoy día la Ciencia, psicología, genética, etc. están demostrando que hay personas cuyo comportamiento es antisocial. Bien sea por su condicionamiento hereditario, la mezcla de los componentes químicos que lo conforman o el ambiente en el que se han criado o las múltiples concausas que hayan podido influir en la configuración de su personalidad.
Lo cierto, cada vez se está extendiendo más esta afirmación, es que hay seres: violadores, asesinos en serie, etc. cuya regeneración es imposible y, por lo tanto, no son personas sociables. Aristóteles diría que no son animales políticos.
La cuestión es ¿Qué debe hacer la Sociedad para poder controlar a dichas personas, sin causarle excesivo daño, pero que tampoco, cometan una violación o asesinato en el momento en el que tengan ocasión?
Los Estados deben salvaguardar, por encima de todo, el bien de sus ciudadanos. Es la única razón de ser de quienes nos gobiernan. Por ello deben arbitrar la forma para poner remedio a que el mal no siga por los derroteros por los que ahora camina.
¡Cuántos niños y personas mayores violadas! ¡Cuántas mujeres asesinadas! ¡Cuántos establecimientos atracados! Cuánto ladrón, violador, asesino anda suelto dispuesto a cometer un hecho execrable.
Excesivo garantismo y demasiada permisividad se ha impuesto hoy a nuestra sociedad.
Los deberes no cuentan. Todos tenemos derecho a todo. Sólo derechos. Hoy no se exige cumplir las obligaciones de cada uno y así nos va. Parece que las leyes estuviesen pensadas solamente en el bien del malhechor.
Pero esto exige un remedio y el llamado a ponerlo es el Poder Ejecutivo, bien modificando las leyes o creando otras nuevas de forma que el mal se pueda reducir y que cada facineroso reciba el castigo en proporción a su delito y que lo cumpla íntegramente de forma que, cuando quede exonerado de su punición, se pueda integrar a la Sociedad, reconociendo que ha obrado mal en contra de ella y con el firme propósito de no volver a recaer en un nuevo hecho delictivo,
Caso de que esto no suceda entonces el Estado ha de intervenir de forma drástica.
Los asesinos, violadores, ladrones multireincidentes-que tantos hay-deben quedar o bien apartados de la sociedad, o bien de tal manera señalados que, en todo momento, se les tengan localizados, controlados y vigilados para no darles oportunidad a cometer más fechorías.
Si no queremos imponer la pena de muerte, ni tan poco la cadena perpetua-creo que se debería hacer un serio referéndum sobre lo que piensa el pueblo sano acerca de ello-, se debería asignar obligatoriamente algún medio de control, por ejemplo la pulsera “informática” de la que ya se está empezando tanto a hablar, para que estos seres que, por naturaleza, genética, ambiente en el que han vivido o perversión de su personalidad no aceptan las normas de la Sociedad y por, tanto no pueden tener ni los mismos derechos ni idénticas prerrogativas que aquellos que sí las admiten, las respetan y las obedecen.

S. RAFAEL EN CALIFORNIA

SAN RAFAEL EN CALIFORNIA

Introducción
A principio de este verano, mi estimado amigo D. Manuel Pérez de La Lastra y Villaseñor me pidió que escribiese un artículo sobre “nuestro” S. Rafael. Yo que, aunque algunas veces me permita realizar ciertos escarceos sobre la Literatura, llevo mi línea de trabajo por otros derroteros me quedé algo perplejo. Poseo el, para mí, magnífico estudio sobre S. Rafael de Enrique Redel y pienso que poco o nada se puede decir más acerca de todo lo acontecido sobre nuestro Custodio. Por eso le respondí que yo no me atrevía a disertar sobre el Arcángel cuando hay tanto y tan bien escrito acerca de él, pero D. Manuel rápida y agudamente me arguyó diciendo que siempre se puede decir algo nuevo: hablar sobre una imagen, retablo, pintura, iglesia, etc. que fuese desconocido, o poco difundido. En fin, me lanzó el guante y yo no me encontré con fuerzas para rechazarlo.
Por ello me dispuse a buscar algo que pudiese contar sobre nuestro querido Arcángel y que, si no ignoto, no estuviese muy divulgado.
Con este fin recurrí a los conocimientos que nos facilitan los buscadores informáticos y algo encontré. ¡Ya lo creo que lo hallé y no poco!
Ante mí tenía información más que suficiente para redactar un parvo o no tan pequeño trabajo sobre la existencia de una misión con un convento bajo la advocación de S. Rafael en la lejana California. Pero, para mi desdicha, estaba todo escrito en inglés, lengua que desconozco, por lo que me tuve que valer de mis hijos Jesús Manuel y Ángel María para que efectuasen la traducción de lo redactado en lengua británica.
El resultado es la información que me propongo exponer, manifestando de ante mano que es fruto de una exposición ya redactada, pero expresada a mi estilo y entreverada con los conocimientos de mi propio acervo cultural de la que entresacaré de ella aquello que considere más interesante para dar a conocer el mencionado asentamiento de misioneros españoles que lleva el nombre de nuestro bendito Bienaventurado. Por ello mi disertación discurre más por los caminos de la historia que por los de la arquitectura o cualquier otro tipo de arte noble.
Antecedentes
Los primeros conquistadores españoles que comenzaron a adentrarse en lo que hoy conocemos como el estado de California iniciaron sus avances allá por el año 1542. Iban comandados por Juan Rodríguez Cabrillo, a quien Pedro de Alvarado le encomendó, junto con el apoyo de D. Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España, la misión de explorar, entre otros territorios, lo que hoy conocemos como California.
La expedición estaba compuesta por el mencionado Cabrillo, la tripulación de los barco, soldados, cierto número de indios, un sacerdote y alimentos suficientes para dos años, así como animales y mercancías, es decir una pequeña flota de conquista, cuyo barco capitán, San Salvador, había sido construido por el mismo Cabrillo.
Tuvieron éxito en su gestión y, para no ser demasiado prolijo, diré que reconocieron y se asentaron en lo que hoy, con pocas variaciones, conocemos como California.
Durante casi doscientos esta nueva región careció de un asentamiento firme y duradero de misioneros. Fue en el año 1769, cuando el franciscano fray Junípero Serra fundó la primera misión en San Diego y durante la segunda mitad del siglo los españoles fueron extendiéndose a lo largo de la costa de California.
A lo largo de todo este territorio se fue construyendo una cadena de misiones católicas, que estaban apoyadas por la Corona española. Allá por el año 1817, cercanas a la bahía de S. Francisco, se hallaban firmemente asentadas las misiones franciscanas de Dolores y S. Francisco.
Fundación de la Misión de S. Rafael Arcángel
Por su situación geográfica, ambas sufrían las consecuencias del clima local, húmedo y neblinoso que repercutía perniciosamente en la salud de los indios que poblaban las referidas misiones y que habían sido contagiados por las enfermedades aportadas por los blancos ya que su sistema inmunológico no tenía defensas para combatirlas.
El padre Prefecto de la misión de Dolores, fray Vicente Francisco Sarriá había recibido la propuesta de la erección de un sanatorio, algo más al norte, lugar en el que el clima y la situación geográfica era más benigno y menos perjudicial para la población.
Su primitiva reacción fue contraria a tal creación pues estaba temeroso de que las costumbres paganas e idolátricas de los indios que poblaban las inmediaciones de la zona propuesta pudiesen contaminar la todavía poco recia fe de los incolas de su misión. Inesperadamente se encontró con una ayuda imprevista que le hizo decidirse por llevar a cabo la propuesta hecha en su día.
El padre Luís Gil que poseía ciertos conocimientos médicos le participó que estaba dispuesto a hacerse cargo del nuevo asentamiento y velar por la salud tanto corporal, cuanto espiritual de los que constituyesen el núcleo primitivo del nuevo establecimiento. Este ofrecimiento fue decisivo ante la actitud dubitativa del padre Sarriá que accedió a la fundación ante el compromiso del padre Gil.
De esta manera se puso en marcha el establecimiento de la “Misión del Gloriosísimo Príncipe San Rafael Arcángel”.o simplemente la Misión de S. Rafael Arcángel.
Ésta fue la vigésima de las fundaciones en California y, como hemos dicho antes, constituía un apoyo a la de Dolores. Su institución fue llevada a cabo el día 14 de diciembre del año 1817 (hay otros datos que aseguran que fue el 14 de febrero de 1822).
Para la constitución de la misma, que estaría dotada de un hospital, se desplazaron al lugar más de 200 indios y varios frailes franciscanos, que se encargaron de formalizar el asentamiento e instituir los primeros cimientos de lo que sería con el tiempo la próspera misión mencionada.
Como caso curioso el nuevo asentamiento se hallaba a un día de viaje en burro de la misión de S. Francisco.
Una de las razones para la fundación de la misma era, como hemos dicho, reponer la maltrecha salud de los indios de la misión de Dolores. Por ello qué mejor nombre ponerle que Misión S. Rafael, cuyo significado es “Medicina de Dios.”
Como una de sus funciones era la antedicha, también se le denominó como Asistencia S. Rafael.
Su apariencia externa era bastante simple y sencilla. Impresionaba menos que la de la misión “madre”. Simplemente era un edificio sin pretensiones de 40 por 90 pies de planta, dividido, como de modo casual en una serie de habitaciones que se empleaban como hospital, capilla, almacén y monasterio.
Desde el principio de su creación, su prosperidad fue en constante aumento. Se organizaron una granja y un rancho de gran actividad en la frontera norte de Nueva España. Sus construcciones eran sencillas pero confortables. Los indios se dedicaban a cuidar sus huertos tierras de cultivo y rebaños de ganado.
Esta forma de agrupar a los indios en poblados distintos a aquellos en los que vivían los españoles se conocía con el nombre de reducciones. Desde los comienzos de la conquista la Corona de España había concebido la idea de agrupar a los naturales de las nuevas tierras en poblaciones en las que sólo vivieran ellos a fin de que no anduvieran dispersos. Se pretendía que, aparte de la mayor facilidad para su evangelización, cuidado de las tierras, y pago de tributos, siguiesen conservando sus costumbres, además de recibir la aculturación castellana.
En las instrucciones comunicadas por los monarcas a la segunda Audiencia de Nueva España, en 1531, se exponen, sin lugar a equívocos, las disposiciones de cómo se han de constituir éstas: Cada reducción ha de contar con una iglesia regida por un cura doctrinero, con el fin de instruir en la religión católica a los aborígenes (los Papas habían sido muy explícitos con los monarcas españoles respecto al adoctrinamiento de los indígenas). El mantenimiento del sacerdote debería subvenirse con parte de los tributos que los indios deberían de pagar. Vivían en comunidad, por lo que todos los bienes de la reducción, incluso las tierras pertenecían al total común de sus habitantes, lo que evitaba la posibilidad de la enajenación.
Las órdenes religiosas que más se distinguieron en la creación de reducciones fueron los franciscanos y los jesuitas. Las de esto últimos lograron un excelente desarrollo y fueron modelos de organización, pujanza económica y bienestar de sus habitantes. Se puede decir que las que mayor esplendor alcanzaron fueron las del Paraguay.
Desvinculación de la misión de Dolores
La prosperidad del nuevo establecimiento fue tal que, siendo una extensión unida por vínculo jerárquico a la misión de Dolores, esta pujante importancia que, día a día, iba adquiriendo concluyó con que el 19 de octubre de 1822 cortó su cordón umbilical con Dolores y fue reconocida de forma institucional como misión independiente. El núcleo de población indígena alcanzaba por aquel entonces los mil neófitos o indios bautizados. El padre Amorós la administró desde 1817 a 1832. Era un hombre de enérgica voluntad que impuso disciplina y laboriosa actividad en todo el establecimiento. Mandó roturar nuevos campos y creó una floreciente explotación ganadera. El trigo, importado de España, se cultivaba profusamente, además de los cereales autóctonos. Uno de los productos que más fama dieron a la explotación agrícola fueron sus excelentes peras.
Durante su gobierno logró que se convirtieran 1.837 indios. Dotó al asentamiento de más de 6.000 cabezas de ganado, entre las que se encontraban 400 magníficos caballos. Como caso anecdótico, todavía perdura el reloj de agua que mandó confeccionar y que siguió funcionando muchos años después de su fallecimiento.
Tiempos aciagos para S. Rafael
El conocido como “Grito de Dolores” fue la chispa que encendió el polvorín de la guerra por la independencia mexicana. El 16 de septiembre de 1810, al clarear el alba de dicho día, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, junto con Ignacio Allende y Juan de Aldama, tañe la hoy famosa Campana de Dolores que se encontraba en el campanario oriental de la iglesia parroquial de la población de Dolores (hoy pertenece al estado de Guanajuato y se la denomina como Dolores Hidalgo, en recuerdo del cura levantisco). El repicar de la campana despertó a la población que acudió a la parroquia inquiriendo qué ocurría.
Una vez congregada la población frente a la iglesia, el cura Hidalgo pronuncia un emotivo y explosivo sermón, al final del cual grita: ¡Viva la Virgen de Guadalupe!, ¡Abajo el mal gobierno!, ¡Viva Fernando VII!
No voy a narrar aquí los avatares de la independencia Mexicana que se llegó a obtener en el año 1821.
Desde esta fecha hasta 1833, la misión siguió gestionada por la Iglesia Católica. En este punto histórico fue secularizada y pasó a ser administrada por la férula del estado mejicano, pero las nuevas autoridades no fueron capaces de prestar a las misiones la misma ayuda que habían recibido de la metrópolis durante la época colonial, por lo que, ante su incapacidad de mantenerlas bajo su dominio con una eficaz dirección, optaron por deshacerse de ellas con la postura más cómoda y a la vez lucrativa, es decir ponerlas en venta.
En primer lugar se las ofrecieron a los indios que en ellas vivían, quienes no pudieron adquirirlas por falta del dinero suficiente para su compra. No le quedó a los gobernantes otro remedio que dividirlas en ranchos y así, en porciones más pequeñas, fueron adquiridas por mejicanos blancos.
La de S. Rafael fue la primera en ser secularizada. Cosa que ocurrió en 1834 año en la adquirió el general Mariano Vallejo que era secretario del gobernador español de California y opuesto a la independencia de México. Vallejo, también incapaz de regirla con una buena gobernación, trasladó el ganado de ésta a las fincas de su propiedad, así como los útiles se labranza y hasta los árboles. Su asentamiento fue abandonado en 1844 y los edificios vendidos en 1846.
Nuevo cambio de propietario
Por el tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado entre México y los Estados Unidos en 1848, cuando finalizó la Guerra de Intervención Estadounidense, se llegó a un acuerdo entre ambos por el cual México cedería prácticamente la mitad de su territorio y que hoy comprende los estados de California, Arizona, Nevada, y Utah, parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming.
La misión, por tanto, pasa a depender de los Estados Unidos, aunque en esta época sólo quedan ruinas de ella. Un solitario peral es el único recuerdo vivo de los antiguos tiempos de esplendor.
Ave fénix que resurge
No duró mucho tiempo esta incuria y abandono. En el año 1847, antes de que pasase a ser territorio estadounidense, un sacerdote con ganas de trabajar y un propósito muy concreto: hacer resurgir la antigua misión, se instala en los terrenos de S. Rafael. Su celo es tal que en 1861 se llega a construir una nueva parroquia, bajo la advocación de S. Rafael en esta misma zona.
En 1863 la Iglesia católica recupera las antiguas misiones por concesión especial de Abraham Lincoln. Desde entonces hasta estos días la situación no ha variado, es decir, siguen regentadas por los católicos.
La antigua capilla de S. Rafael vuelve a revivir con la construcción de una réplica suya llevada a cabo en 1949. Esto fue posible porque, al faltar documentos escritos, se acudió a los ancianos que conservaban en su memoria los recuerdos transmitidos por sus antepasados. Hoy sigue activa atendiendo a sus feligreses entre los que se cuenta una parte importante de vietnamitas y brasileños.
El territorio de la misión fue el germen de la actual ciudad californiana de S. Rafael. Es una próspera localidad con más de 55.000 habitantes de los cuales el 43% son hispanos.
Como dato curioso es interesante saber que se hizo famosa gracias al director cinematográfico George Lucas, que la utilizó como escenario de alguna de sus películas.
Comentario
Considero que la historia de esta misión es muy interesante pero, por desgracia, desconocida en buena medida por los españoles, ya que no poseemos fuentes escritas en nuestro idioma y, aunque los franciscanos eran muy meticulosos y dejaban constancia por escrito de todos los hechos importantes, (lo se por experiencia ya que estoy traduciendo del latín al castellano las crónicas de los conventos franciscanos descalzos de la Provincia de S. Pedro de Alcántara) no olvidemos que en 1846 la Revolución de la Bandera del Oso sacudió hasta sus cimientos el tranquilo S. Rafael ya que fue capturado por el general estadounidense John C. Fremont que la utilizó como cuartel, dedicando la capilla a establo. Ya podemos hacernos una idea de en qué emplearían los soldados aquellos escritos que encontrasen.
Podemos considerar este asentamiento como un prototipo de los muchos que llevaron a cabo las órdenes religiosas en las tierras conquistadas en ambas Américas y como una síntesis de una historia mayor: la de grandes naciones y del cambio de mentalidades, de forma de producción, de aprovechamiento de los beneficios y de relaciones entre pueblos.
La primera fase de S. Rafael, hasta la secularización en 1833, es de prosperidad, constante expansión y bienestar de los nativos. Es, como hemos dicho, uno de los muchos núcleos evangelizadores que las órdenes religiosas fundaron, administraron e hicieron prosperar. Podemos decir que la economía, la bonanza económica y el bienestar de los asentados van de la mano de la evangelización católica.
El periodo segundo, (para mí desastroso) al conseguir los mexicanos la independencia y hacerse cargo de todas las misiones, es de decadencia, incuria, falta de la debida dirección y ruina total de las misiones, lo que podemos extrapolar a las distintas nuevas naciones que se independizaron de la Corona española. Los nuevos estados, desligados de la metrópolis, no tienen medios y desconocen o no quieren poner en práctica la organización que han llevado a cabo las órdenes religiosas. En sus manos estaba el poder continuar con la práctica efectuada durante siglos por los evangelizadores que habían puesto en ejecución las directrices marcadas por los reyes de España, pero no quisieron o no pusieron voluntad en ello.
La solución más fácil, más retributiva y menos onerosa para sus dirigentes, es incautarse de los bienes y sacarlos a la venta de la que se aprovechan los poseedores de fortunas suficientes para hacerlo. Pero éstos tampoco son capaces de administrar debidamente las nuevas posiciones adquiridas y, como en el caso de S. Rafael, terminan trasladando a sus posesiones todas las riquezas de las que los asentamientos gozaban y dejan que éstos vayan deteriorándose y arruinándose poco a poco, destruyendo un foco de cultura, prosperidad y bienestar de sus habitantes que al final tienen que optar por abandonar el lugar.
La tercera fase de las misiones enclavadas en parte de lo que hoy son los Estados Unidos es que sus gobernantes, posiblemente influidos por la doctrina calvinista (lo apunto como hipótesis) ven en ellas la posibilidad de un renacimiento de comercio, bienestar y potencial foco de riqueza. Tanto es así que, sobre su primigenio asentamiento se crean ciudades prósperas que ayudan a engrandecer a la nueva confederación de estados de América del Norte. Pero ya no es la Iglesia católica, ni sus misioneros los que rigen estos nuevos asentamientos. Los religiosos han quedado relegados a cumplir estrictamente con sus funciones espirituales y dirección religiosa de los nuevos multirraciales habitantes del lugar que harán prosperar a la reciente ciudad-misión, no por la vía de la fe y espiritualidad, sino por algo más pragmático: el comercio, la cultura y los lugares de ocio y entretenimiento.

Manuel Villegas Ruiz
FUENTES UTILIZADAS
http://www.saintraphael.com/
http://en.wikipedia.org/
http://www.californiamissions.com/cahistory/sanrafael.html
http://www.cuca.k12.ca.us/lessons/missions/Rafael/SanRafaelArcangel.html
http://www.missionreport.com/home.html